“Envié a mi esposa y mi hijo de vuelta a nuestra casa en el pueblo porque no tenemos gas para cocinar”, dijo Parwar, que mantiene cerrado su puesto de dulces junto a la carretera mientras espera. “He comido en restaurantes con dinero prestado, pero eso también se acabó. No tengo más opción que esperar en fila”.
El bloqueo impuesto por una minoría étnica sobre un crucial paso fronterizo a India ha dejado a Nepal con sólo en torno al 15% de su suministro habitual de gasolina, diésel y combustible para cocinas y provocado desabastecimiento de productos como alimentos y medicinas.
La disputa del grupo con el gobierno forma parte de la disfunción política que retrasa el desarrollo del país e incluso impidió la adopción de una constitución durante casi una década. Ahora ha puesto vidas en peligro ya que cientos de miles de personas, muchas de ellas desplazadas por los devastadores terremotos de Nepal en la primavera, afrontan un invierno sin combustible, viviendas seguras ni muchos productos básicos.
“Todos sufrimos. Los precios de la comida han subido y faltan muchas cosas aquí”, dijo Parwar en Katmandú, la capital. “Es la gente corriente la que sufre. Los ricos y los líderes consiguen el combustible y el gas y viven con comodidad”.
A continuación, un vistazo a la crisis de Nepal a través de la mirada de los que están cerca de las disputas, y de otros que afrontan sus consecuencias.
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LA QUEJA DE LOS MADHESI
Los miembros de la etnia madhesi en el norte y sureste de Nepal bloquean la frontera en protesta por la nueva constitución del país, adoptada en septiembre tras años de disputas. El grupo quiere que se amplíe su provincia y se les asignen más escaños en el Parlamento.
Los manifestantes madhesi han chocado con la policía, atacado vehículos públicos y cortado autopistas. Al menos 50 manifestantes, policías y transeúntes han muerto en incidentes violentos.
Upendra Yadav, un líder destacado en las protestas, acusa al gobierno de ignorar sus reclamaciones y emplear una fuerza excesiva contra manifestaciones pacíficas.
“La misma semana pasada, el gobierno envió a sus matones a disolver nuestra reunión masiva, quemó el escenario y persiguió a nuestros seguidores”, dijo Yadav.
Los madhesi han celebrado conversaciones al menos nueve veces con los negociadores del gobierno, pero no han llegado a ningún acuerdo.
“Somos muy claros en nuestras demandas”, afirmó Yadab, acusando al gobierno de no presentar una estrategia clara.
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LA RESPUESTA DEL GOBIERNO
El gobierno de coalición liderado por el primer ministro Khadga Prasad Oli asumió el cargo después de que comenzaran las protestas con la promesa de que resolvería el conflicto. Pero dos meses más tarde, no hay solución a la vista.
El gobierno ha dicho estar dispuesto a hacer cambios en la constitución pero no ha hablado mucho sobre las demandas de que se amplíe la provincia. El país del Himalaya tiene más de 100 grupos étnicos, y si bien los madhesi están entre los más grandes al suponer en torno a un quinto de los 30 millones de habitantes de Nepal, se teme que llegar a un acuerdo para terminar con el bloqueo pueda desatar protestas en otros lugares.
“Tememos que darle más tierra a la provincia de los madhesi y hacer cambios a los límites del estado pueda provocar nuevos conflictos en el país”, dijo Pradip Gyawali, secretario del gobernante Partido Comunista de Nepal. Esos cambios requerirían una detallada investigación y acuerdo entre los principales partidos políticos.
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UNA TIENDA PARA EL INVIERNO
Sundari Lama se vio obligada a vivir en una tienda esta primavera después de que su casa quedara destruida en el terremoto de abril que mató a casi 9.000 personas. Más tarde se mudó a un apartamento pero ahora está de vuelta en la tienda, esta vez por el bloqueo.
Como no hay gas disponible, tiene que cocinar con madera, pero en su apartamento no se permite quemar madera. De modo que se preparar para las gélidas temperaturas en una tienda mal aislada a las afueras de Katmandú, con su esposo y su hija de cinco meses.
La falta de combustible es sólo una parte de las penurias de la familia. Los precios de la comida se han disparado: una botella de aceite vegetal ha triplicado su precio a 300 rupias (2,81 dólares). Y escasea el trabajo para su marido, un jornalero.
“Primero nos golpeó el terremoto, perdimos nuestras casas, y ahora este bloqueo causa muchas dificultades y dolor”, dijo Lama. “Recogemos madera de las casas derruida y de donde podemos, pero cuánto tiempo podemos seguir así?”.
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LO QUE OPINA LA OPOSICION
Congreso Nepalí, el mayor partido del parlamento y principal grupo de oposición, dice que intenta mediar una solución entre el gobierno y los manifestantes. El partido atribuye la falta de progresos a la apatía del gobierno, aunque comparte su preocupación sobre que una concesión excesivamente generosa a los madhesi pueda provocar protestas de otros grupos.
“El gobierno no es claro en lo que está haciendo para abordar la situación. No tienen ni idea ni ningún plan y llegan a las negociaciones sin prepararse”, afirmó Ram Hari Khatiwada, un legislador del Congreso Nepalí. “Pero si no se encuentra pronto una solución, esta situación podría agravarse”.
Congreso Nepalí y el partido gobernante de Oli son rivales tradicionales, y Khatiwada admitió que sus rivalidad “es uno de los motivos para los obstáculos en las conversaciones con los madhesi”, pero que es hora de que eso termine.
“El primer ministro debe comportarse como el líder de una nación y no el jefe de un partido”, afirmó.
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UN DIA CON GAS, SEIS SIN ÉL
Dado que la mayoría de los bienes importados a Nepal llegan desde India, muchos negocios se han visto asfixiados por el bloqueo. Tienen problemas para pagar el alquiler, las facturas de suministros y los salarios de sus empleados.
Madan Gautam ha podido abrir su centro de combustible Chakupat en Katmandú sólo una vez por semana, y no está seguro de cuánto tiempo podrá sobrevivir. Sólo recibe combustible de la estatal Nepal Oil Corp., que distribuye sus suministros limitados a las gasolineras por turnos.
“Recibo unos 4.000 litros (1.060 galones) de combustible un día por semana para distribuir, pero hay cientos de vehículos alineados ante el surtidor cada día”, comentó. “Trabajo un día a la semana y no tengo nada que hacer los seis siguientes… A este ritmo, todos cerraremos el negocio”.
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UNA HUMEANTE TIENDA DE EMPANADILLAS
La mayoría de la gente en Nepal culpa a los políticos por los problemas del país. Tras el final de una monarquía autoritaria y una sangrienta insurgencia comunista hace casi una década, se suponía que la nueva constitución llevaría cambios positivos a la nueva república. Pero en los años desde entonces se han registrado diversas trifulcas políticas y siete gobiernos distintos.
“Nuestros líderes nos fallaron una y otra vez. No han hecho más que trabajar para sí mismos, sus seguidores más cercanos o sus propios partidos. Han hecho poco por el país y la gente”, afirmó K.C. Raja, que sirve empanadillas de búfalo y tallarines en su restaurante Top Ten Momo cerca de la stupa de Boudhanath en Katmandú. También la falta gas para cocinar y debe utilizar madera, que llena de humo su pequeño establecimiento y ya ha ennegrecido las paredes.
“Estos líderes no tienen que hacer fila para llenar sus tanques de combustible”, dijo Raja “ni preocuparse de cómo cocinar la cena sin gas”.