Tras dos jornadas de sequía goleadora, Messi apareció desde la banca para marcar el gol de la victoria del Barcelona, 2-1 en cancha el Atlético de Madrid, y reforzó así la condición de líder inmaculado del vigente campeón azulgrana, que ha ganado sus tres partidos disputados hasta la fecha.
Horas antes, precisamente ante el otro equipo de la ciudad de Barcelona, Cristiano había truncado su propia mala racha anotadora e inaugurado su casillero goleador con cinco dianas en la paliza del Real Madrid, 6-0 al Espanyol. Con siete puntos, Real Madrid encabeza el grupo de cuatro escoltas y con dos goleadas consecutivas despejó cualquier duda sobre el estado de forma del equipo tras el arribo del nuevo técnico, Rafa Benítez.
“Quiero un Madrid ofensivo, que ataque”, había subrayado el entrenador madrileño a su llegada, a modo de aviso para quienes vaticinaron un fútbol aburrido y de pocos goles. En su debut, los blancos firmaron un insulso empate sin goles en su visita al recién ascendido Sporting de Gijón y evidenciaron falta de sintonía arriba, con Cristiano, Gareth Bale y Karim Benzema limitados en sus movimientos por la férrea defensa asturiana.
Se habló mucho, antes del partido inaugural, del nuevo rol de Bale en el esquema de Benítez, quien aspira a maximizar las cualidades del galés en la posición de mediapunta; aunque sin perjuicio para Cristiano, el mejor goleador del equipo y de la historia del club tras su más reciente repóker, pese a la condición de delantero centro de Benzema.
El poderoso tridente del Barsa, con Messi, el uruguayo Luis Súarez y el brasileño Neymar, marcó distancias con los tres del Madrid la temporada pasada, en que los azulgranas se complementaron a las mil maravillas dentro y fuera de la cancha y totalizaron 122 dianas entre los tres, buenas para la conquista del campeonato, la Liga de Campeones y la Copa del Rey.
El trío “merengue” alcanzó las 102 redes bajo el timón de Carlo Ancelotti, pero ningún título relevante, y el pulso entre Barsa y Madrid para la campaña 2015-16 vuelve a antojarse un cara a cara entre Cristiano, Bale y Benzema de un lado y Messi, Neymar y Suárez del otro.
Cumplidas tres fechas del actual torneo, los seis astros han cantado gol al menos una vez. Y, aunque los madridistas sumen nueve entre los cinco de Cristiano, dos de Benzema y dos de Bale, los tres del Barsa han valido dos puntos de más al líder azulgrana, que se mantiene perfecto.
Mientras que los “merengues” no vieron puerta hasta la segunda fecha, cuando la titularidad del colombiano James Rodríguez sirvió para alimentar de balones a los atacantes y golear 5-0 al visitante Betis, el Barsa se ha valido de la capacidad improvisadora de sus delanteros. Sin Neymar sobre la cancha, aquejado de paperas, Suárez desatascó con su único gol el partido frente al Athletic de Bilbao, solventado con victoria por 1-0. Un defensor, Thomas Vermaelen, decantó la balanza ante el Málaga, también por 1-0, y Messi acudió al rescate frente al Atlético, después de que Neymar nivelara la contienda con un golazo de falta en un momento delicado.
Nadie discute el potencial de los azulgranas, con el comodín de Messi, capaz de decidir choques de altura como el del Vicente Calderón aún sin descanso, tras un viaje transoceánico para jugar amistosos con su selección y noches sin descanso por el nacimiento de su segundo hijo.
Pero Cristiano luce en óptimo estado físico y parece empeñado en discutirle el título de mejor goleador, en defensa también del Trofeo al Balón de Oro que logró arrebatarle las dos últimas campañas. Consciente de su singular olfato, Benítez busca seguir alimentando al astro con una disposición más coral, en que Benzema continúe ejerciendo de escudero y Bale de palanca creciente en protagonismo.
Si bien el portugués se quedó sin marcar ante el Betis, el esquema funcionó estupendamente frente al Espanyol, cuando CR7 arrancó desde la izquierda y acabó asumiendo tareas de delantero centro, y con nota sobresaliente, como evidenció su repóquer.
Las iniciales reservas sobre el papel de Bale como mediapunta siguen allí, a tenor de las cualidades físicas del galés, ideales para correr la banda zurda del ataque. Pero, por lo visto hasta la fecha, Benítez no pretende que Bale interprete funciones de enganche clásico, capaz de asociarse al primer toque o imponer la pausa según requiera la jugada; sino más bien que se erija como impulsor del asalto definitivo, ya sea con un violento zapatazo al arco o un par de poderosas zancadas hacia el área, donde Cristiano y Benzema amplíen su espectro de opciones.
Ante el cuadro “periquito”, los tres exhibieron sin duda su mejor versión, con un futbol fluido a la par que asertivo y vertical, generoso en los últimos metros, donde Bale se descolgó a menudo a la banda para asistir a Cristiano. Y por el centro, el galés también fue punzante, forzando el penal que convirtió el indiscutible triunfador de la noche.
“Los números hablan por sí solos. Espero que Cristiano siga marcando goles para su beneficio y el nuestro. Incluso hoy pudo lograr alguno más”, comentó Benítez, igualmente satisfecho por el excelente desempeño de Bale, quien participó decisivamente en cinco de los seis tantos, pese a no marcar ninguno. Quizás sea esa la mejor noticia para los aficionados madridistas, que en el pasado reprocharon excesivo individualismo al fichaje más caro de la historia del fútbol.
Transcurridas tres fechas, el Barsa se mantiene en lo alto de la liga española y Messi ya marcó un gol. Pero el Madrid sigue cerca, con la BBC entonada, comunicativa, físicamente en forma y especialmente motivada para destronar a los azulgranas.