Esta es la conclusión de la troika de acreedores internacionales (formada por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional) en su tercera evaluación del rescate financiero chipriota, concedido el año pasado.
Las instituciones señalan que el país mediterráneo ha cumplido sus metas fiscales en 2013, limitando la contracción de su Producto Interno Bruto (PIB) a 6.0 por ciento, cerca de dos puntos porcentuales mejor de lo previsto. Para este año, se espera que la economía chipriota caiga 4.8 por ciento, antes de alcanzar un crecimiento de 1.0 por ciento en 2015.
La troika también destaca que la disminución del consumo privado ha sido menos importante de lo que se esperaba, mientras que los sectores de turismo y servicios profesionales se han mostrado fuertes. La economía se está ajustando de manera flexible y los precios y los salarios están cayendo, lo que ayuda a suavizar el impacto de la recesión sobre el empleo, aunque el desempleo permanece muy elevado, afirma la troika en su revisión.
Advierte que hay importantes riesgos para esas perspectivas y aconsejan el país a acelerar la implementación de la reforma del sistema de beneficios sociales, incluyendo la creación de un esquema de ingresos mínimos, con el fin de ofrecer una protección adecuada a los hogares vulnerables durante la actual crisis.
También alerta de la necesidad de mejorar el sistema de recaudación de impuestos, asegurar que los bancos rescatados implementen de manera efectiva sus planes de reestructuración, y normalizar el flujo de capital a la economía, sin que ello comprometa la estabilidad financiera.
Asimismo, Chipre necesitará un nuevo ajuste fiscal en los próximos años si quiere cumplir con su objetivo a largo plazo de mantener un superávit primario de 4.0 por ciento del PIB, necesario para la sostenibilidad de la deuda pública, acredita la troika.