El cierre carretero persistía este lunes en los departamentos sureños del Huila, Caquetá y Putumayo, donde tras dos semanas de bloqueos ya se presenta un desabasto de víveres y combustible. La alcaldesa de Florencia, capital del Caquetá, Susana Portela, dijo a periodistas que la situación en esa región es crítica porque ya escasean los alimentos, tampoco hay gas y la basura no se recoge, lo que podría generar una emergencia sanitaria.
Cientos de campesinos mantienen la orden de no mover sus productos a la espera de una salida a la crisis que los afecta por los altos costos de los insumos y la baja en los precios, lo que es atribuido a los Tratados de Libre Comercio (TLC) firmados por Colombia.
La radioemisora Caracol informó que en algunos poblados del Huila tampoco hay suficiente combustible y ya se percibe un desabasto de víveres en las tiendas, mientras que en el Putumayo se vive una situación similar por el cierre de las vías.
Juan Manuel Santos ordenó el viernes pasado la militarización de Bogotá y otras zonas de este país sudamericano, donde un día antes hubo violentos disturbios durante las marchas de apoyo al paro agrario, los cuales dejaron cinco muertos y más de 200 heridos.
Aunque los campesinos accedieron a desbloquear la principal carretera de acceso a la capital colombiana y las que conectan con la vecina Ecuador, tras la medida oficial el cierre de vías se mantiene en esos tres departamentos.
Se espera que esta semana, dependiendo de los avances que se logren en la mesa de diálogo entre líderes de la protesta y el gobierno colombiano, se normalice el tráfico de vehículos en la totalidad de las zonas afectadas por el paro.
Santos ha dejado en claro que está dispuesto a concertar con los campesinos medidas que alivien la crisis económica en el sector agrario, pero que será “contundente” con quienes generen violencia o afecten los derechos de los demás.