El impacto que esta ampliación tendrá en la vida futura de esta población en el hemisferio será enorme, debido a que el VPH es responsable de alrededor de 70 por ciento de los casos de cáncer cervicouterino, la segunda causa de muerte por cáncer entre las mujeres de América Latina y el Caribe.
Esta intervención sanitaria tendrá un gran impacto en la salud de las niñas de hoy y mujeres del mañana, al prevenir la infección por VPH y reducir la mortalidad por cáncer cervicouterino, dijo el director adjunto de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Jon Andrus.
Andrus destacó además que toda la evidencia médica de la que se dispone en la actualidad ha demostrado que la vacuna es segura y efectiva.
El Comité Consultivo Mundial sobre Seguridad de las Vacunas (GACVS, por sus siglas en inglés), que da asesoramiento independiente a la Organización Mundial de la Salud (OMS), aseguró en la semana el perfil seguro de la vacuna.
La vacuna es considerada una prioridad de salud pública nacional, dado su potencial impacto para reducir la incidencia de este tipo de cáncer entre las mujeres.
Desde su lanzamiento en 2006, más de 170 millones de dosis de la vacuna fueron aplicadas en el mundo y diversos estudios excluyeron la ocurrencia de eventos adversos severos o permanentes.
En Estados Unidos las infecciones por los tipos de VPH contenidos en la vacuna se redujeron a la mitad; y datos de Australia y Dinamarca demuestran una disminución de lesiones precancerosas en el cuello del útero en las mujeres vacunadas.
En América una veintena de países que representan poco más del 80 por ciento de la población de niñas adolescentes de la región, aplica la vacuna contra el VPH por medio de sus programas públicos de inmunización.
Entre estos se incluyen Argentina, Canadá, Colombia, Estados Unidos, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay, a los que ahora se ha pasado a sumar Brasil.
La vacuna previene contra dos tipos del virus del papiloma humano que es transmitido por contacto sexual.