Al clérigo musulmán de Noruega se le ocurrió la idea de un movimiento santo ambiental hace un año. Utiliza la palabra del yihad en su significado de una lucha para hacer el bien, contrario al uso que le dan los extremistas con el significado de una guerra santa.
“El yihad verde es para proteger y salvar vidas”, declaró Saidy el martes a The Associated Press. “Para hacer a la gente consciente de los peligros del cambio climático y luchar por la justicia climática”.
Saidy es parte de un movimiento religioso en crecimiento que busca la acción de los gobiernos para combatir el calentamiento global. Durante los últimos dos años, alrededor de 10.000 activistas religiosos han ayunado en el primer día del mes para llamar la atención hacia el calentamiento global, de acuerdo con Caroline Bader de la Federación Mundial Luterana.
La idea surgió de los diálogos climáticos de hace dos años, cuando el súper tifón Haiyan golpeó Filipinas y provocó que el negociador filipino en las pláticas renunciara a la comida. Los fieles religiosos se unieron y no han parado.
El martes fue día de ayuno, así que Saidy y decenas más se sentaron detrás de las bandejas de comida vacías en la conferencia climática, hablando sobre por qué no estaban comiendo.
“Estoy ayunando hoy porque nuestro mundo nunca estará completo hasta que haya espacio en la mesa para todos”, dijo el reverendo John McCullough, jefe del Servicio Mundial de Iglesias con sede en Nueva York.
Mientras la encíclica del papa Francisco sobre el medio ambiente este año ha prestado una voz moral poderosa al tema del cambio climático, está lejos de estar solo.
“El papa es una estrella de rock absoluta, una total bendición para el movimiento climático”, dijo Anna Joyner, una activista religiosa climática y estratega de campaña de We Are Here Now (Estamos Aquí Ahora) en Estados Unidos.
“Nuestros padres están más interesados en el más allá y el mundo espiritual”, afirmó Joyner. “Los jóvenes evangélicos también están interesados en esas cosas, pero tienden a estar más concentrados en qué podemos hacer ahora y la idea en general de traer el reino de los cielos a la Tierra”.
Joyner, hija de un pastor de una enorme iglesia evangélica, trajo algunos músicos cristianos de North Carolina a las conversaciones sobre clima en París.
“La paz está en juego aquí”, señaló el reverendo Thabo Cecil Makgoba, arzobispo anglicano de Ciudad del Cabo, Sudáfrica. “Es una cuestión moral y ética. Y es un asunto espiritual”.