El niño, Abdel Rahman Shadi, de 13 años, murió tras recibir un balazo en el pecho mientras otro manifestante palestino fue herido cerca de la tumba de Raquel en Belén, según un médico en el hospital Beit Jala.
Los militares israelíes confirmaron que sus hombres efectuaron los disparos y dijeron que investigan el hecho.
Poco antes, el lunes, un palestino de 18 años murió en choques en la ciudad de Tulkarem en el norte de Cisjordania, según un médico allí. Los dos informantes hablaron con la condición del anonimato por no estar autorizados a hablar con la prensa.
En Tulkarem, cientos de palestinos —en una manifestación organizada por el grupo miliciano islámico Hamas— arrojaron bombas incendiarias, lanzaron rodando neumáticos en llamas y apedrearon a los soldados que después respondieron con gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento, según informaron los militares israelíes.
La nueva ola de violencia se produce en momentos en que la mayoría de los palestinos no cree en la posibilidad de conseguir la independencia mediante negociaciones con Israel. El estancamiento diplomático ha sido acompañado por tensiones crecientes en un santuario de Jerusalén que veneran tanto musulmanes como judíos.
El domingo, el gobierno israelí tomó medidas de seguridad sin precedente. A partir del domingo prohibió a los residentes palestinos de Jerusalén entrar en la Ciudad vieja por dos días durante una festividad judía. Los palestinos que viven, trabajan y estudian en la Ciudad Vieja, al igual que los israelíes y los turistas, tienen acceso.
La policía dijo que los palestinos arrojaron piedras y bombas incendiarias en los vecindarios mayormente árabes de Jerusalén en la noche del domingo al lunes. La Media Luja Roja Palestina dijo que unos 450 palestinos resultaron heridos en protestas violentas en los dos últimos días.
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Daraghmeh reportó desde Ramala, Cisjordania.