Por Isabel Inclan. Corresponsal
Toronto, 17 Sept (Notimex).- El director mexicano de cine Arturo Ripstein y la guionista Paz Alicia Garcíadiego narraron hoy anécdotas y retos de su amplia trayectoria cinematográfica ante alumnos y académicos de la Universidad de York, en Toronto.
Invitados por el Consulado de México y por el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), ambos abordaron la conversación que tuvieron sobre el milenarismo (temor al fin del mundo) hace más de 40 años cuando se conocieron y empezaron a trabajar juntos.
Dicha conversación los llevó a idear la historia de la secta michoacana Nueva Jerusalén, que derivó en El evangelio de las maravillas.
Ripstein buscó a la guionista para que hiciera una adaptación del cuento de Juan Rulfo El gallo de oro, contó.
De inmediato me dijo que no lo haría, yo le dije que le daba tres horas para pensarlo y le llamé a los 10 minutos, comentó un Ripstein bromista.
El cineasta se mostró más relajado después quizá de haber ido a Venecia a recibir un homenaje por sus 50 años de trayectoria y haber presentado en el Festival de Cine de Toronto su reciente producción La calle de la amargura.
Antes de la cátedra fue proyectado El evangelio de las maravillas y después comentaron que ambos reflexionaron sobre cómo contar la historia de esta secta.
Queríamos contarla desde adentro, si la secta creía que se iba a acabar el mundo, la película debía creerlo también, dijo Garcíadiego, mientras que el director completó que esa película es quizá de lo mejor que he hecho cinematográficamente.
La pareja coincidió en que más que hacer un cine que refleje las injusticias sociales, les interesa hacer buen cine.
En la década de los 60 y 70 a algunos colegas cineastas les interesaba hacer más política que cine, pero a mí era al revés, aclaró el director de La viuda negra.
Admitieron que animaron una revolución moralista a través de películas inmorales con reglas para que las protagonistas las rompan.
Sobre el papel de las mujeres en sus películas, Ripstein explicó que antes de conocer a Paz las mujeres ya eran protagonistas como en El castillo de la pureza, donde las mujeres tenían roles activos.
Pero cuando llegó Paz, con quien he hecho como 14 películas, ahí sí las mujeres han tenido mayor determinación, afirmó el hijo del productor Alfredo Ripstein.
Interrogados sobre de dónde toman los temas de sus cintas, indicaron que recorriendo las calles de México, hablando con gente, pero también leyendo los periódicos.
La base de su reciente producción, La calle de la amargura, filmada en los barrios Tepito y La Merced de la capital mexicana, es una nota roja donde un par de prostitutas viejas matan por accidente a dos enanos luchadores para robarlos.
La guionista consideró que su carrera tiene que ver con un don, pues crecí aprendiendo a contar historias y, de hecho a Ripstein le llamó la atención lo detallada que era ella al explicar sus historias de familia.
Después de más de hora y media de hablar sobre una producción cinematográfica de 50 años, el maestro Ripstein dijo que hacer que las cosas parezcan reales es más importante a que sean reales.
La charla fue moderada por el doctor en literatura, Alejandro Zamora, catedrático de la Universidad de York, la maestra Lilia Granillo Vázquez, de la Universidad Autónoma Metropolitana y la doctora Susan Antebi, del Departamento de Español de la Universidad de Toronto.