Ciudad del Vaticano, 5 Oct (Notimex).- La relación de apertura de la cumbre de obispos católicos que analizará en las próximas tres semanas los desafíos de la familia, cerró la puerta a la posibilidad de que la Iglesia apruebe dar la comunión a los divorciados vueltos a casar.
Pronunciada este lunes por el cardenal húngaro Peter Erdö, la conferencia inicial del Sínodo de los Obispos resumió todos los temas que los 270 padres sinodales participantes debatirán a puertas cerradas hasta el próximo 25 de octubre.
Uno de los temas más polémicos incluidos en el documento de trabajo de la asamblea episcopal toca justamente a las personas divorciadas unidas en segundas nupcias, las cuales actualmente no pueden comulgar en ningún caso.
El Instrumentum laboris, texto que guiará las discusiones en el aula, dejaba abierta la puerta a la consideración de algunos casos especiales y proponía establecer un camino penitencial que permitiese a algunas personas divorciadas acceder al sacramento de la eucaristía.
Esa alternativa fue desestimada por Erdö en su discurso, quien precisó que la integración de los divorciados vueltos a casar en la vida de la comunidad eclesial puede realizarse en varias formas, distintas a la admisión de la eucaristía.
Reconoció que desde muchas partes se pide que la atención y el acompañamiento hacia las personas en estas condiciones se orienten hacia una cada vez mayor integración en la vida de la comunidad cristiana, teniendo en cuenta la diversidad de las situaciones de partida.
Empero advirtió que los obstáculos a una plena integración de ellos no son producto de un arbitrario veto sino de una exigencia intrínseca de la vida cristiana.
La misericordia de Dios ofrece al pecador el perdón, pero exige la conversión. El pecado del cual puede tratarse en este caso no es sobre todo el comportamiento que puede haber provocado el divorcio del primer matrimonio, abundó.
Sobre aquel hecho es posible que en el fracaso las partes no hayan sido igualmente culpables, aunque muy a menudo ambas son en cierto modo responsables. No es, por lo tanto, el naufragio del primer matrimonio sino la convivencia en la segunda relación que impide el acceso a la eucaristía, insistió.
Aunque reconoció que todo esto merece una profunda reflexión, fue muy claro al sostener que cada acompañamiento pastoral misericordioso no puede dejar dudas sobre la verdad acerca de la indisolubilidad del matrimonio enseñada por el mismo Jesucristo.
El cardenal también constató que el término camino penitencial se usa en diversas formas y por eso es necesario profundizas el concepto para precisarlo.
Más adelante indicó en la práctica de la continencia sexual una solución alternativa para los divorciados vueltos a casar quienes por exigencia de tener hijos con sus nuevas parejas o por otros motivos no interrumpen la vida en común.
Si ellos dijo- viven una relación de ayuda recíproca y de amistad, podrían acceder a los sacramentos de la penitencia y la eucaristía, siempre y cuando eviten provocar escándalo.
Además estableció que la ayuda pastoral a las dificultades de los divorciados vueltos a casar no debe contradecir a la indisolubilidad del matrimonio, ni reconocer situaciones concretas que se opongan a él.
Entre lo verdadero y lo falso, entre el bien y el mal, de hecho, no existe ninguna gradualidad, incluso si algunas formas de convivencia llevan en sí ciertos aspectos positivos, esto no implica que puedan ser presentadas como bienes, aclaró.
Más tarde, durante una conferencia de prensa, Erdö aclaró que en su mensaje incluyó esas referencias a la doctrina de la Iglesia católica porque así surgió de varias discusiones antes de la asamblea de los obispos.
Reconoció que -en un primer momento- estas posiciones no estaban incluidas en el Instrumentum Laboris, que es considerado el documento oficial de trabajo y el cual debería haber recopilado justamente todas las aportaciones y discusiones.
Pero insistió que las misma son el resultado casi matemático de la mayoría de las opiniones que llegaron a la Secretaría del Sínodo de los Obispos del Vaticano en los últimos meses.