La alerta fue decretada poco antes de las 09:00 horas locales (13:00 GMT) cuando un perro entrenado en la detección de explosivos alertó a las autoridades sobre la presencia de un vehículo sospechoso estacionado en un edificio de oficinas adyacente a la Casa Blanca.
El cierre de la entrada principal sobre la avenida Pensilvania resultó también en restricciones para el ingreso y la salida de personas de la residencia presidencial durante la alerta, impidiendo además el tráfico de vehículos oficiales por la puerta norte.
La alerta fue levantada menos de una hora después cuando las autoridades confirmaron que se trató de una falsa alarma.