El investigador Leobardo Serrano Carreón explicó que el biofungicida se creó a partir de una bacteria aislada de follaje de mango, que puede ser usada para sustituir los productos de síntesis química que se usan en la agricultura sin los problemas de toxicidad.
La patente protege la tecnología de producción y de uso de una formulación a base de una bacteria Bacillus subtilis, un microorganismo antagonista de hongos fitopatógenos.
Esto quiere decir que causa enfermedades en algunas plantas de importancia comercial y esta bacteria, que es el principio activo de este biofungicida, puede apoyar y estimular el rápido crecimiento de la planta.
Fungifree AB® tiene toda una serie de mecanismos que le permite atacar de manera principal las plagas y también estimula la defensa y crecimiento de la planta.
Además de tener resultados eficientes en las plantas de mango, el registro abarca 20 diferentes cultivos, por ello, se ha verificado que es capaz de antagonizar este tipo de enfermedad en mango, aguacate y papaya; también es capaz de evitar enfermedades en cítricos.
Serrano Carreón adelantó que se busca ampliar el uso para el control de roya en el café, por lo que ya se están evaluando las posibilidades y esperan que en un futuro muy cercano esta pueda ser una más de las aplicaciones que tenga el biofungicida.
Las zonas donde más se consume Fungifree AB® son Chiapas y la costa del Pacífico, porque hay más afectación por este tipo de enfermedades, debido al clima tropical que se vive.
De forma paralela a este proyecto, el científico expuso que ya desarrollan una técnica de análisis de imágenes, con el objetivo de evaluar el daño que ocasiona la antracnosis en los cultivos de mango; este adelanto permite llevar un registro cuantificable de la superficie del fruto que está afectada por este padecimiento.