Por Lucía Lizárraga Castro. Corresponsal
Guadalajara, 10 Oct (Notimex).- Con más de 15 años casados, Christian y Marcia han tenido que lidiar con trastornos de paranoia y ansiedad, pero con la esperanza de un día sentir la libertad que buscan para estar bien, al lado de sus dos hijos que son el soporte de sus vidas.
La pareja lleva años batallando con estas enfermedades que los tienen en calidad de prisioneros en sus propias casas, debido a que en sus más severas crisis se la pasan encerrados por el miedo a cualquier tipo de situación que se vive en la calle.
Ambos se encuentran en tratamiento psiquiátrico y coinciden en que a pesar de que han circulado con diferentes especialistas, por fin encontraron al doctor adecuado, en el que tienen fe de curarse y volver a ser normales, según comentan en entrevista con Notimex.
Christian, de 44 años, labora en una empresa familiar de publicidad en donde gracias a Dios me comprenden y en mis etapas más difíciles permiten ausentarme del trabajo, incluso, a veces por semanas, porque no puedo controlar el miedo a que me siguen y me quieren matar.
Desde hace ocho o 10 años empezó a sentir miedo de la gente: Voy por la calle manejando y volteo al carro de mi lado y creo firmemente que la persona va a sacar un arma para matarme; también si voy a un centro comercial y alguien habla por celular pienso que está tramando matarme, comentó.
Admitió que desde muy joven ha tomado alcohol y en algunas etapas de su vida ha ingerido cocaína, sin embargo, refirió que es hasta en la última década, cuando se encuentra más alejado de los vicios, que experimenta miedo a que lo maten.
La psiquiatra me dice que padezco paranoia y que empezó cuando yo era muy chico, pero siempre me he considerado normal, me ha gustado vivir, divertirme, viajar, pero ahora no puedo, estoy en crisis desde hace ocho meses, no voy al cine ni a las plazas, hasta hace poco trabajo y también dejé de manejar mucho tiempo, dijo.
Christian manifestó que confía en recuperarse y que lo mismo le pasa a su mujer, quien padece ataques de ansiedad que la llevan al encierro. Cuando se siente muy mal ni a mí ni a mis hijos nos quiere ver, no es capaz de subirse a un carro porque sale corriendo, señaló.
Por su parte, Marcia reconoció que padece ansiedad desde los 17 años y ahora, con 46 años, vive la etapa más difícil de su vida, porque llegó al grado de no salir de la puerta de su casa por semanas: Tengo muchas ganas de curarme y ser como todas las mamás.
Externó que ya siente mucho alivio desde hace cinco meses que va con una psiquiatra. Mis hijos (de 15 y 13 años) están contentos porque me ven de buen ánimo y porque saben que le estoy echando ganas para convivir con ellos, como lo hacen todas las familias, aseguró.
Al respecto, el especialista Ramón Flores, psiquiatra del Centro Comunitario de Salud Mental del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, recalcó que hoy en día existe mucha esperanza para quienes padecen algún tipo de trastorno mental.
En México hay más de dos millones de personas con algún trastorno mental grave y se sabe que alrededor del 15 por ciento de la población podría padecer, en algún momento de sus vidas, una enfermedad mental, estableció.
Flores mencionó que nadie debe avergonzarse por padecer un trastorno que no ha elegido y debe saber que en la actualidad existen mayores oportunidades de ser tratado, sin necesidad de ser recluido en una clínica mental, y puede volver a reincorporarse social y laboralmente.
El especialista explicó que entre muchos factores que inciden para estos padecimientos está la personalidad, el ambiente y la genética.
Si venimos de familiares con antecedentes de cuadros depresivos tenemos un componente genético, hay una premisa que dice que la genética determina y el ambiente precipita, aseveró.
Detalló que todo depende en cómo la persona percibe las cosas, pues dos gentes pueden vivir lo mismo pero les afecta de manera diferente.
Además, aclaró, si hay una persona paranoica en un hogar es posible que sugestione, más no contagie, a sus seres cercanos.
Las enfermedades mentales son iguales en cualquier parte del mundo y se dividen en cinco bloques: Los trastornos psicóticos (locuras, psicosis, desde síndrome esquizofrénico hasta bipolar que cursa manía y depresión).
Los trastornos adictivos (drogas, juego); los afectivos (depresiones); trastorno de ansiedad (que lleva a crisis de pánico y fobias) y los relacionados con la tercera edad (demencias, sueños psicóticos y problemas para dormir), añadió.
La buena noticia es que gracias a la psicofarmacología y al desarrollo de técnicas psicológicas todos los pacientes mentales pueden tener la esperanza que con un tratamiento integral y adecuado a cada caso podrán llevar una vida sana y con calidad, concluyó.