Diez conductores de autobuses y cuatro ex obreros de una hidroeléctrica binacional se crucificaron el miércoles en Paraguay en protesta por la presunta pérdida de beneficios laborales.
Carlos González, líder de unos 400 ex contratistas que trabajaron en la construcción de la usina Itaipú entre 1974 y 1992, dijo a The Associated Press que “hace 25 años venimos reclamando a las autoridades paraguayas el pago justo de beneficios sociales que en su momento no nos pagaron”.
González sostuvo que el gobierno paraguayo e Itaipú “se niegan a pagarnos alrededor de 40 mil dólares como indemnización a cada uno de los que nos unimos en este histórico reclamo”.
En tanto, a 20 kilómetros al norte de la capital paraguaya, unos 10 choferes de autobuses de la empresa La Limpeña que explota el itinerario entre varios pueblos de la periferia norte y sur del área metropolitana se clavaron a un madero.
Julián González, uno de los conductores que acompaña a los manifestantes, dijo a AP que la compañía “es propiedad del diputado Celso Maldonado del opositor Partido Liberal Radical Auténtico y despidió a los 50 conductores que integramos el plantel porque formamos un sindicato”.
Agregó que “Maldonado nos estaba pagando apenas unos 90 mil guaraníes por día (25 dólares), por más de 10 horas de trabajo. Formamos el sindicato y logramos que nos pague alrededor de 35 dólares por día pero finalmente, la gerencia de la empresa comunicó el despido de 50 trabajadores”.
Las crucifixiones son un método de protesta en Paraguay desde 2004.