Beijing continúa en alerta naranja por contaminación por segundo día consecutivo y sufre los niveles más altos de este año. El aire de la capital china ha superado los 600 microgramos por metro cúbico de partículas PM 2.5 (las más dañinas para la salud), lo que supone superar en más de treinta veces el nivel máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de de 20 microgramos.
Esta situación ha llevado a las autoridades de la ciudad a mantener la alerta naranja, la segunda más grave tras la roja, lo que implica medidas como obligar a las plantas industriales a reducir o parar su producción o restricciones en las obras públicas y actividades de construcción. También hay limitaciones al tráfico y se ha recomendado a la población que no salga si no es imprescindible, especialmente niños y ancianos.
El Ministerio de Medioambiente anunció que China ha cumplido con sus objetivos de reducción de contaminación en los últimos cinco años (este máximo de más de 600 en Pekín está lejos de los 900 a los que se llegó en pasados años).
El presidente de China, Xi Jinping, participa en la cumbre mundial de París contra el cambio climático; previo a la cumbre ha prometido desempeñar un papel mucho más activo y abogará por que se llegue a un acuerdo vinculante que tenga en cuenta las diferencias entre los diferentes niveles de desarrollo entre los países y que revise los objetivos nacionales cada cinco años. China también se ha comprometido desde 2014 a que sus emisiones de efecto invernadero alcanzarán su nivel máximo en 2030 y bajarán a partir de entonces.