El vocero del gobierno, Álvaro Elizalde, dijo que instruyó a la policía “para realizar la fiscalización de estas conductas” especulativas y de acaparamiento y el fiscal nacional, Sabás Chahuán, exhortó a la población a denunciar a los especuladores para iniciar las investigaciones y castigarlos.
Una de las localidades donde más se especula es Alto Hospicio -unos 1.780 kilómetros al norte de Santiago-, donde el primer terremoto del martes causó daños parciales o irreparables a unas 2.000 viviendas sociales, indicó su alcalde Ramón Galleguillos.
Alto Hospicio está aislada de Iquique por derrumbes en la carretera que comunica ambas ciudades, cada una con unos 100.000 habitantes, y trasladarse a pie entre ambos sitios toma unas cuatro horas.
La encuestadora Aidé Reyes, de 60 años, vive desde el martes en una tienda en el estacionamiento de su conjunto de edificios de 12 departamentos cada uno, junto a sus hijos y su nieto bebé.
Con el terremoto de magnitud 8,2 del martes por la noche a su departamento se agrietaron los pilares y dos paredes. “Con el terremoto de ayer (miércoles de magnitud 7,6) se cayeron los ladrillos y quedé mirando mi vecina para el otro lado y la otra pared tiene grietas gruesas por fuera”, dijo a The Associated Press desde Alto Hospicio.
En su condominio se formaron grupos que comen en ollas comunes, pero tienen dificultades para obtener algunos productos. “No tenemos agua (ni) luz desde el primer terremoto… No hay pan, estamos comprando harina para hacer sopaipillas (especie de tortillas fritas)”.
Como no hay electricidad tampoco pueden girar dinero de los cajeros automáticos.
La televisión estatal mostró imágenes de decenas de casas con los muros agrietados, segundos pisos por cuyos techos se veía el cielo y pedazos de murallas a punto de caerse. Probablemente terminen de derrumbarse con las réplicas que seguirán sintiéndose tras el terremoto del martes.