La grasa y el aceite negro cubren el cuerpo sudado de un hombre que paga una promesa a Santo Domingo de Guzmán bailando incesantemente sobre sus pies calzados con sandalias, sacudiendo un trinchante en la mano y con la cabeza adornada con un par de enormes cuernos.
“Soy devoto de Santo Domingo, era alcohólico y le pedí que me ayudara a sanarme, (le prometí) que si lo hacía, le iba a bailar año con año vestido de diablito y llevo seis años pagando la promesa”, dice el hombre que baila al son de música filarmónica que sale de las trompetas y tambores de un grupo de “Chicheros” que toca cerca de él.
A unos metros, con atuendo de indígena de plumaje alto y niñas con vestimenta colorida de folclore tradicional, también en una enorme procesión que se realiza anualmente en honor al santo patrono de la capital de Nicaragua, cuyas calles se convierten durante diez días al año, del 1 al 10 de agosto, en un escenario de carnaval.
La imagen de Santo Domingo salió de su iglesia de Las Sierritas ubicada al sur de la capital al amanecer del jueves acompañada de miles de feligreses que entre bailes, pólvora, licor, música y fe, que caminaron unos 10 kilómetros hasta su vieja iglesia ubicada en los escombros de Managua. El 10 de agosto regresará al mismo altar tras su visita anual de diez días por la capital.
La imagen de Santo Domingo, que éste año fue adornada de colores rojo, verde y amarillo, visita cada año Managua porque fue descubierta en Las Sierritas pero quienes avalaron su autenticidad fueron sacerdotes de la ciudad capital.
Wilmor López, historiador y tradicionalista, afirma que la tradición se viene celebrando desde mediados de los años 1800. “Se trata de una combinación de fe, religiosidad y paganismo, es el santo que más gente adora en el país”, afirmó.
Unas 20 personas soportan la carga de la peana en la que descansa la diminuta imagen y cada uno baila a su propio ritmo, por lo que la imagen de Santo Domingo no siempre marcha hacia adelante. “Es un baile de dos pasos para adelante y uno para atrás y a veces en circular”, indicó Carlos Mairena, miembro del comité de cargadores del santo.
Unos 3.000 efectivos de la Policía Nacional resguardan estas fiestas. Según autoridades de la alcaldía de Managua, la romería puede atraer a más de 100.000 personas en el traslado de la imagen de Las Sierritas hacia la ciudad y otro tanto en el camino de regreso.
Salvo el comercio dedicado al rubro de entretenimiento y el turismo, las actividades comerciales, institucionales, políticas y gubernamentales quedan suspendidas oficialmente para que la población asista a las festividades.