Miles de católicos mexicanos fueron testigos de la celebración que se realizó en la Basílica de Guadalupe por la canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, en la Ciudad del Vaticano, lo que el nuncio apostólico en México, Christophe Pierre, consideró un acontecimiento extraordinario.
En la homilía del domingo en el templo Guadalupano, el prelado expresó que con la muerte de Juan Pablo II se ganó un intercesor con el hijo de Dios, y que sus palabras del 22 octubre 1978 día de su pontificado fueron ejemplo de su grandeza.
Recordó que en aquella ocasión Juan Pablo II pidió a todo los hombres del mundo no tengan miedo, abran de par en par las puertas a Cristo, abran los confines de los estados, los sistemas económicos y políticos, extensos campos de la cultura y de la civilización. No tengan miedo, sólo Cristo conoce lo que hay dentro del hombre.
Christophe Pierre dijo en la misa dominical, que el hombre actual no sabe lo que lleva dentro de su corazón, se siente invadido por la duda que se transforma en desesperación, y pidió que permitan que Cristo hable al hombre, porque solo él tiene palabra de vida eterna.
Los fieles invadieron la Basílica y la Plaza Mariana con banderitas blanca-amarillas con las fotografías de los dos Papas canonizados en El Vaticano, y al término de la misa se llevó a cabo el recorrido para llevar las reliquias de Juan XXIII y Juan Pablo II a la Plaza Mariana, en donde permanecerán.
Además, se develó una placa en memoria a la canonización de Juan Pablo II, al pie de la estatua que se encuentra a un costado de la Basílica de Guadalupe y se dejó un arreglo floral.