“Estamos optimistas de que se pueden lograr más progresos en 2014” para lograr la aprobación de la reforma migratoria, “que tiene tantos beneficios económicos relacionados”, indicó el portavoz presidencial Jay Carney.
“Nuestro punto de vista no ha cambiado y esperamos trabajar con el Congreso, con la Cámara de Representantes, para hacer avanzar este importante asunto en la agenda”, señaló.
Carney salió así al paso a la interrogante sobre si la administración de Barack Obama disponía de un mayor margen de acción para lograr cambios a través del ejercicio de la autoridad ejecutiva del presidente.
Desde la óptica de la Casa Blanca, el proyecto aprobado en el Senado en junio pasado es el vehículo legislativo apropiado para crear un sistema que permita legalizar a 11 millones de indocumentados y traer talento foráneo en materias como ingeniería y computación.
Un análisis de la Fundación Nacional para la Política de Estados Unidos (NFAP) estimó este martes que alrededor de 8.5 millones del total de inmigrantes indocumentados podrían recibir estatus legal o la residencia permanente bajo la iniciativa del Senado.
En contraste, el enfoque de la Cámara de Representantes -de mayoría republicana- estima que se otorgaría el estatus legal a entre 4.4 y 6.5 millones de migrantes indocumentados.
La NFAP consideró, sin embargo, que sería erróneo desechar la propuesta de la Cámara de Representantes sólo porque es menos generosa que la iniciativa de reforma migratoria del Senado.
“Si el debate es menos sobre si dar estatus legal o residencia permanente a inmigrantes indocumentados, sino más sobre cuántas personas son elegibles, entonces es más probable un acuerdo entre el Senado y la Cámara de Representantes”, señaló la NFAP.