En su intento por lograr un recuento de votos en una elección que calificó de fraudulenta, la candidata presidencial opositora de Honduras habló de actas electorales que supuestamente fueron alteradas, votos emitidos por personas muertas o ausentes y denunció una supervisión inadecuada en los centros de votación.
Además, Xiomara Castro, del Partido Libre, pidió a sus partidarios salir pacíficamente a las calles el domingo para pedir que se vuelvan a contar los votos, un llamado que amenaza todavía más la inestabilidad política de este empobrecido país centroamericano. Castro es esposa de Manuel Zelaya, quien fue derrocado de la presidencia en un golpe de Estado en 2009.
Con 96% de los votos contados, el Tribunal Supremo Electoral declaró ganador a Juan Orlando Hernández, del Partido Nacional, con 37% de los votos emitidos en la elección del 24 de noviembre, mientras que a Castro le otorgó la segunda posición con 29% de los sufragios. Otros seis participantes ganaron el resto de los votos.
Las elecciones fueron monitoreadas por misiones de la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos, las cuales concluyeron que el proceso electoral fue transparente a pesar de las irregularidades que incluyeron fallas en el sistema para emitir las credenciales de los representantes de los partidos en los centros de votación y listas electorales con hasta 30% de votantes registrados que corresponden a personas que han emigrado o muerto.
“La transparencia no garantiza que no haya errores en procesos tan complejos como este”, dijo a The Associated Press José Antonio de Gabriel, jefe adjunto de la misión de la Unión Europea. “Nosotros vemos en el Tribunal Supremo Electoral una voluntad de corrección”, agregó.
Castro, de 54 años, y su Partido Libre aseguran que las irregularidades van más allá de errores y eso es equivalente a fraude electoral.
El viernes en conferencia de prensa, la candidata opositora calificó lo sucedido como “una asquerosa monstruosidad que me ha robado la presidencia de la república” y advirtió que no reconocerá el gobierno de Hernández.
Ricci Moncada, representante del Partido Libre ante el Tribunal Supremo Electoral, detalló que muchos resultados de las actas de las mesas electorales fueron alterados y en algunos casos falsificados al incluir votos de personas que ya no viven en Honduras para beneficiar a Hernández. Agregó que esto fue posible porque no hubo una adecuada supervisión.
En Honduras, el tribunal electoral emite las credenciales de los partidos para que sus representantes puedan estar en las mesas electorales el día de la votación y evitar fraudes. Pero las credenciales sólo incluyen el nombre del partido y ubicación de la casilla electoral.
Castro también acusó a algunos partidos políticos de vender sus credenciales de mesa electoral al gobernante Partido Nacional.
Ella no es la única candidata que rechaza el resultado.
El candidato del Partido Anticorrupción, Salvador Nasralla, que obtuvo casi el 14% de los votos, ha impugnado oficialmente el resultado de las elecciones y tampoco reconoce su legitimidad.
Preguntado por las acusaciones de fraude, presidente del tribunal electoral David Matamoros dijo que las hojas de conteo de votos se han revisado meticulosamente.
“Tenemos que revisar para no dejar dudas de que el conteo es correcto”, dijo.
Hernández ha dicho que su victoria es legítima y que no va a negociar. Pero no ha comentado sobre las acusaciones de fraude.
Las elecciones también dejaron un Congreso dividido.
Según datos del tribunal electoral con 90% del escrutinio realizado, para una Cámara de 128 representantes, el Partido Nacional obtuvo 48 diputados; el Partido Libre 39; el Partido Liberal 25 y el Partido Anticorrupción 13.