El doctor Keiji Fukuda, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dijo que, aunque en otros brotes ha habido más casos, el actual es especialmente difícil debido a la amplitud de la zona en la que se ha propagado: desde las selvas tropicales de Guinea hasta su capital, e incluso a la vecina Liberia. El hecho de que haya alcanzado Conakry, la densamente poblada capital de Guinea, también es motivo de preocupación.
Más de 100 fallecimientos en Guinea y Liberia han sido vinculados con el brote actual, que podría haber comenzado en enero, dijo Tarik Jasarevic, portavoz de la OMS. Como las personas que murieron al principio del brote nunca serán sometidas a exámenes, nunca se sabrá cuándo comenzó exactamente, agregó.
Las autoridades recibieron una buena noticia esta semana cuando los exámenes mostraron que algunos casos en Ghana y Sierra Leona no eran ébola, informó la OMS. Indicó también que dos de nueve presuntos casos en Malí fueron declarados negativos.
Pero Fukuda advirtió que es demasiado pronto como para decir si el ritmo de la tasa de transmisión está disminuyendo, y el brote está lejos de haber concluido. “Esperamos estar totalmente inmersos en este brote durante otros dos, tres, cuatro meses“, afirmó Fukuda, que funge como subdirector general del grupo de seguridad en la salud y del grupo ambiental en la agencia de salud de las Naciones Unidas, a periodistas en una conferencia telefónica desde Ginebra.
La enfermedad se incuba en las personas hasta por 21 días, y en general no se declara que un brote ha terminado hasta que se confirma que no ha habido contagios durante cuando menos dos períodos de incubación. La OMS informó que hasta el martes ha habido 157 casos sospechosos o confirmados en Guinea, donde 101 personas han muerto. Liberia ha registrado 21 casos y 10 fallecimientos.
Fukuda dijo que uno de los mayores desafíos para los trabajadores de salud ha sido combatir el miedo y los rumores que han surgido en torno al brote. Una multitud enfurecida atacó un centro de tratamiento en Guinea la semana pasada, pues acusaban al organismo de ayuda humanitaria Médicos Sin Fronteras de traer el virus al país.
Fukuda hizo énfasis en que los expertos saben cómo detener las infecciones y que, con las medidas preventivas correctas, el riesgo de un contagio es bajo. Pero advirtió que los rumores (como uno que dice que comer dos cebollas crudas al día mantiene alejada a la enfermedad) podrían dificultar el bloqueo de la expansión del virus.