Brasil vive saqueos y destrozos tras huelga general en todo el país

Se han sumado 13.5 millones de trabajadores que protestan contra medidas económicas del gobierno de Temer

Las 27 capitales regionales de Brasil han sido escenario este viernes de paros en el sistema de transportes que han bloqueado Brasilia, la mayor ciudad del país, en lo que es el primer paro nacional en poco más de 20 años, cuando gobernaba Fernando Henrique Cardoso.

Esto ha afectado los desplazamientos incluso de los trabajadores que no querían secundar la huelga en Río de Janeiro, ciudad en la que se registraron fuertes incidentes, pues manifestantes incendiaron el centro de la ciudad, rompieron vidrieras y provocaron importantes daños.

Es la primer movilización general en poco más de 20 años.

La huelga fue la respuesta de los sindicatos a las reformas del Gobierno de Michel Temer, que ha aplicado un severo ajuste fiscal, y tramita cambios sustantivos en la legislación laboral y en el sistema de pensiones, en un contexto de recesión económica y de aumento del desempleo, que hoy se supo que batió un nuevo récord y alcanza a más de 14 millones de personas.

“Estamos exigiendo nuestros derechos, como trabajadores, porque el presidente del país propuso una ley para que las personas trabajen más y vivan menos, por lo que solo recibirán su pensión cuando mueran”, explicaba este manifestante.

Con unas cifras de paro récord, que alcanza a 13,5 millones de personas, la economía del país está sumergida desde 2015 en una profunda recesión.

Se estima que participaron 13.5 millones de trabajadores a lo largo de 27 ciudades brasileñas.

La ciudad de Brasil con mayor adeherencia a la huelga ha sido sin duda Sao Paulo, el corazón financiero e industrial del país y también fortín de las mayores centrales obreras.

Además de bloquear las principales carreteras y autopistas, los manifestantes se han desplazado hasta los aeropuertos, protagonizando altercados con pasajeros que reclamaban su derecho a volar.

Un grupo de manifestantes que no participaban de las columnas sindicales cortaron las calles del centro frente a la Asamblea Legislativa e hicieron barricadas con fuego. Como respuesta a eso hechos, fueron reprimidos con gases lacrimógenos y camiones hidrantes.

 

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