La popularidad de la presidenta brasileña Dilma Rousseff cayó a mínimos históricos desde 1990, año en que comenzó a medirse el apoyo social a jefes de Estado en el país.
El 71% de los brasileños calificó de mala o pésima la gestión de Rousseff, que cumple apenas su octavo mes desde que fuera reelecta presidenta, según datos del Instituto Datafolha. Se trata del mayor índice de impopularidad para un presidente brasileño.
Solo un 8% de los brasileños consideró al gobierno de Rousseff bueno, por más del 40% de hace 10 meses, mientras el rechazo a la presidenta se extiende por todo el país, incluso en el noreste, bastión electoral del gobernante Partido de los Trabajadores (PT).
La recesión económica, que podría llegar a alcanzar un negativo 3% este año, y el desgaste provocado por la implicación de altos cargos del PT en el escándalo de corrupción de Petrobras han hundido la popularidad de Rousseff, quien el próximo 16 de agosto enfrentará una tercera protesta nacional desde que fue reelecta, en octubre de 2014.