Río de Janeiro, 27 Nov (Notimex).- Brasil anunció hoy que exigirá una reparación de cinco mil 200 millones de dólares a las mineras responsables del vertido tóxico, que el 5 de noviembre pasado dejó más de 20 muertos y desaparecidos, y contaminó un importante río.
El fiscal general de Brasil, Luis Inacio Adams, señaló que el próximo lunes se presentará una demanda civil pública para exigir la reparación de los daños causados por la tragedia ambiental y la creación de un fondo de 20 mil millones de reales (cinco mil 200 millones de dólares) para la revitalización del Río Dulce.
El río quedó seriamente contaminado por el vertido de 60 millones de metros cúbicos de residuos mineros.
Las fiscalías de los estados brasileños de Minas Gerais y Espíritu Santo se sumarán a la causa contra la empresa minera Samarco, dueña de la mina cuya presa colapsó, así como contra las dos compañías que integran el capital de Samarco, la brasileña Vale y la australiana BHP Billiton.
Los objetivos de la acción judicial son minimizar y reparar el daño medioambiental, revitalizar la fauna y flora de la cuenca del Río Dulce y garantizar la indemnización a las víctimas del accidente, de acuerdo con Adams.
El anuncio de la acción judicial se produce al término de una reunión entre la presidenta brasileña Dilma Rousseff, la ministra de Medio Ambiente, Izabella Teixeira, y los gobernadores de los estados de Minas Gerais y Espíritu Santo.
El colapso de una presa de residuos de un yacimiento de mineral de hierro en la localidad de Mariana, en Minas Gerais, provocó la muerte y desaparición de más de 20 personas, destruyó un pueblo entero de 600 habitantes y contaminó el Río Dulce, una de las fuentes de agua potable más importantes del estado de Espíritu Santo.
La ministra brasileña ha declarado que se trata del mayor desastre no natural provocado por una actividad económica, equivalente a los que sólo las fuerzas de la naturaleza producen.
Por otra parte, la empresa brasileña Vale socia en la mina accidentada- admitió este viernes que se vertieron metales pesados, como el arsénico, en el Río Dulce, fuente de agua para cientos de miles de personas a lo largo de su cauce.
Naciones Unidas condenó la respuesta dada en un principio por el gobierno y las empresas a la catástrofe, al asegurar que sí se produjo un vertido de metales pesados muy tóxicos para la salud y potencialmente cancerígenos-, en contraposición a lo informado anteriormente.