Caracas, 3 Nov (Notimex).- Perfilado como centro de recreación masiva, que alberga lugares y edificaciones de alto valor histórico patrimonial, El Boulevard de Sabana Grande destaca la arquitectura moderna del siglo XX en la capital venezolana.
Pese al dinámico auge de construcción de grandes malls en la década de 1990, que permitió que los transeúntes de la zona emigraran hacia otros destinos, el Boulevard de Sabana Grande sigue siendo el sitio más frecuentado sobre todo los fines de semana.
Vendedores ambulantes, personas que se dedican a la economía informal, al arte y la cultura, así como amas de casas, trabajadores y uno que otro turista conforman el grupo peatonal de esta zona, limítrofe con el conurbado estado de Miranda.
Este boulevard ha sido durante años el sitio de encuentro y reuniones de bohemios, políticos, artistas, parejas de enamorados, entre otros, así como el sitio de aquellos que buscan recrearse mientras realizan sus compras.
Las edificaciones que allí albergan son parte de la memoria urbana que evocan momentos socioculturales y políticos de la historia de Venezuela.
Torres como Polar, Capriles, Lincoln y La Previsora, entre otras predominan en su arquitectura. Esta última fue escenario del surgimiento de los primeros movimientos punk y gay en el país petrolero en los años de 1980.
La construcción de la Avenida Abraham Lincoln en 1951, por el dictador Marcos Pérez Jiménez marca un hito en la historia de este boulevard convertido rápidamente en el sitio más cosmopolita de Venezuela, con cafés, comercios, boîtes y bares, que superaban a cualquier ciudad de Latinoamérica.
Dicho auge comercial capitalino, se materializó con el crecimiento de locales emblemáticos que hasta hoy siguen prevaleciendo en el mismo lugar, como el Gran Café.
El café más emblemático y conocido de la ciudad capitalina fundado en 1946 y propiedad por muchos años del mundialmente famoso Henry Charriere, quien escribió en estas mesas el bestseller sobre su vida: Papillon, que luego sería inmortalizado en Hollywood por Steve McQueen y Dustin Hoffman.
Caracterizado por sus toldos al aire libre. El Gran Café era el lugar para las tertulias de intelectuales locales como José Ignacio Cabrujas, Miguel Otero Silva, y mismo aretino, Juan Domingo Perón.
Para entonces El Gran Café ya contaba con su eterno acompañante el Pan 900; así es llamada la famosa sede mundial de los golfeados venezolanos y las quesadillas, preparados en uno de los hornos más grandes de la ciudad (marca 900) y aun frecuentado por nostálgicos viajeros que se acercan a deleitarse.
Este boulevard, aseguran los caraqueños, ha constituido un espacio abierto para la exposición de cultura y talento.
En los años de 1960 se convierte además en escenario de tiendas que expenden marcas exitosas como Christian Dior, al grado que llegó a ser considerada como la tercera de su clase en el mundo.
Con el correr de los años la anárquica economía informal fue cobrando mayor auge en la zona.
Perrocalenteros y vendedores ambulantes ocuparon sus espacios en detrimento de su arquitectura y cultura, restándole tanto belleza como atractivo al obstaculizar su transitabilidad, por lo cual es remodelada en 2011 a fin de ampliar su concepto histórico cultural.
Aún en estos tiempos, transitar en épocas festivas y fines de semana por este boulevard resulta bastante grato y entretenido debido a la cantidad de visitantes y actividades que predominan en la zona.
Demostraciones de bailes, show de magias, música, arte, religión, bisutería artesanal y hasta Quiromancia son algunas de las actividades que suelen verse a lo largo y ancho de este boulevard.