En un beso de 10 segundos se intercambian hasta 80 millones de bacterias según reportó un grupo de investigadores holandeses que seleccionaron a 21 parejas tanto heterosexuales como homosexuales y tomaron muestras de su lengua y saliva antes de un beso prolongado, y después de besarse.
Tras analizar genéticamente las muestras, vieron que los amantes tienen una tasa media de similitud de 0.37 frente al 0.55 de los no amantes. Para valorar la importancia de esta diferencia, hay que tener en cuenta que el perfil de la flora bacteriana del mismo individuo puede variar mucho entre muestra y muestra.