El exjefe de gobierno italiano llegó al asilo la Sagrada Familia de Cesano Boscone en torno a las 09:30 hora local (07:30 GMT) y entró al local sin dirigir la palabra a decenas de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión de todo el mundo que lo esperaba.
Una persona, identificada como el sindicalista Pippo Fiorito, fue alejado por agentes de las fuerzas del orden tras gritar “Noi italiani abbiamo un sogno nel cuore, Berlusconi a San Vittore” (Nosotros los italianos tenemos un sueño en el corazón, Berlusconi a San Vittore).
El hombre se refería a la cárcel de máxima seguridad de San Vittore, que el ex primer ministro no pisará pues gracias a la ley del indulto y a sus 77 años de edad la pena a cuatro años de prisión a la que fue sentenciado le fue rebajada a menos de 12 meses que cumplirá prestando asistencia a ancianos con Alzheimer.
Silvio Berlusconi se presentó sin corbata como le había sugerido la directiva del instituto Sagrada Familia, que fue puesto bajo fuertes medidas de seguridad. El ex primer ministro realizará el servicio una vez a la semana por cuatro horas consecutivas y la ligera pena que debe descontar ha sido criticada por presunto favoritismo.
De acuerdo a medios italianos, la dirección del asilo anunció que no se permitirán videograbaciones o fotografías con celular durante las cuatro horas que el ex Cavaliere estará en la estructura.
El director del asilo, Paolo Pigni, le pidió mantener un perfil bajo y anunció que dos mujeres, Giulana Mura, responsable del reparto para enfermos de Alzheimer; y María Giovanna Sambiase, educadora; serán su punto de referencia.