La única condición de la validez (de la renuncia) es la plena libertad de la decisión. Las especulaciones sobre la invalidez de la renuncia son simplemente absurdas, señaló en una carta publicada este día por el diario italiano La Stampa de Turín.
Joseph Ratzinger respondió así a las informaciones publicadas por la prensa internacional respecto de los verdaderos motivos de su dimisión, con motivo del primer aniversario de ese histórico gesto que se cumplió el pasado 11 de febrero.
Cuando Benedicto XVI anunció al mundo su voluntad de dejar el puesto diversos medios a nivel internacional relacionaron aquella decisión con el escándalo del vatileaks, la fuga de documentos confidenciales robados del apartamento papal que sacudió a la Santa Sede en 2012.
En la carta él mismo precisó que la renuncia no tuvo que ver con presiones o conspiraciones y que, ahora alejado de la vida pública, no tiene más nada que ver con la conducción de la Iglesia católica. Rechazó que la existencia de dos Papas, uno reinante en pleno uso de sus funciones y el otro emérito, ya retirado, no significa que exista una diarquía, un gobierno de dos pontífices.
También precisó que el teólogo disidente Hans Küng fue correcto al citar una carta suya en la cual afirmó que su principal misión es apoyar incondicionalmente en la oración a su sucesor.
Yo estoy agradecido de poder estar unido por una gran identidad de visión y por una amistad de corazón con el Papa Francisco. Hoy, veo como mi única y última tarea apoyar su pontificado en la oración, dijo en su misiva a Küng. El profesor Küng citó literal y correctamente las palabras de mi carta a él dirigida, aclaró en el texto de La Stampa.
En el mismo precisó que mantener el hábito blanco y el nombre Benedicto fue una decisión simplemente práctica. Al momento de la renuncia no había otros vestidos a disposición. Por lo demás, llevo el hábito blanco de forma claramente diferente al del Papa. También aquí se trata de especulaciones sin el mínimo fundamento, apuntó.