Obama reiteró su posición sobre la situación del polémico centro de reclusión de presuntos terroristas y combatientes enemigos durante un encuentro en la Casa Blanca con los dos enviados especiales de Estados Unidos para Guantánamo, Clifford Sloan y Paul Lewis.
“Las instalaciones de Guantánamo continúan drenando nuestros recursos y perjudicando nuestra posición en el mundo”, dijo el portavoz presidencial Jay Carney.
Estados Unidos eroga alrededor de un millones de dólares al año por cada uno de los detenidos en Guantánamo, lo que representa caso 200 millones de dólares en momentos que el gobierno federal padece los efectos del recorte automático del gasto.
La Casa Blanca sostuvo que la administración mantendrá, en la medida de lo posible, el traslado de prisioneros que no enfrentan acusaciones a otros países.
“Hacemos un llamado al Congreso a eliminar las restricciones al traslado de prisioneros, las cuales han limitado significativamente nuestra capacidad de reducir de manera responsable la población carcelaria y el cierre del centro”, señaló Carney.