MELBOURNE, Australia (AP) Un australiano que se sumó a las fuerzas curdas que luchan contra el grupo Estado Islámico en Siria regresó a Australia, donde fue interrogado por la policía después de que lo deportaran de Alemania.
La Policía Federal australiana recibió a Ashley Dyball, de 23 años, el domingo en la noche en el aeropuerto de Melbourne, lo entrevistó durante cuatro horas y lo entregó a su familia hasta el lunes en la mañana.
Su abogada, Jessie Smith, dijo a la emisora Australian Broadcasting Corp. que la policía conversó con Dyball, quien “quedó libre sin cargos en lo que prosiguen las investigaciones”.
La Policía Federal informó en un comunicado que “el público puede estar seguro de que cualquier australiano identificado como una amenaza a la seguridad será investigado por las agencias correspondientes”.
Dyball había viajado en mayo al Medio Oriente para sumarse a las fuerzas curdas, conocidas con las siglas de YPG, a pesar de las advertencias del gobierno australiano de que constituía un delito la participación de australianos en los conflictos de Irak y Siria.
La madre de Dyball, Julia Dyball, dijo a la prensa el lunes en el aeropuerto que su hijo era un héroe que arriesgó su vida en la desactivación de minas terrestres.
“Un número incontable de personas y niños han muerto a causa de las minas terrestres, no veo por qué sea delito el desmantelamiento de minas para que la gente pueda regresar a sus hogares”, declaró Julia Dyball.
Ashley Dyball recibió la bienvenida en el aeropuerto de los padres de Reece Harding, un australiano de 23 años que perdió la vida en junio cuando pisó una mina terrestre en Siria, donde peleó durante dos meses al lado de las fuerzas curdas contra combatientes del grupo Estado Islámico.
La madre de Harding, Michelle Harding, dijo que Ashley Dyball no debería afrontar cargo penal alguno.