En Venezuela el salario mínimo fue incrementado en un 30 por ciento, pero como los precios de los productos están dolarizados el sueldo se volverá polvo cósmico, sostuvieron economistas privados.
El nuevo salario, que a primera vista pareciera importante, sigue siendo el más bajo de la región después de Cuba y Bolivia, una de las naciones más pobres de América Latina, precisó Pedro Luis Duno, catedrático de la publica Universidad Central de Venezuela (UCV).
De acuerdo con el tipo de cambio oficial (de 6.30 bolívares por un dólar), el nuevo salario mínimo de siete mil 421.66 bolívares equivale a mil 178 dólares mensuales, un poco abajo del existente en Estados Unidos (de mil 256 dólares).
Sin embargo, en el mercado paralelo o negro, la divisa estadounidense se consigue -en promedio- en unos 70 bolívares, por lo que el salario mínimo -según esta cotización- sería de 106 dólares mensuales.
Duno, en diálogo con Notimex, destacó que apenas el presidente Nicolás Maduro concluyó su intervención en la que hizo público el aumento, los precios se dispararon en más de un 40 por ciento.
Beatriz Safar dijo por su parte que la inflación es tan veloz en Venezuela que si uno va a un restaurante y ordena un bistec debe pagarlo de inmediato, porque si espera a comerlo para luego pagarlo le podría costar cuatro veces más.
Tanto Duno como Safar coincidieron en que la situación económica del país petrolero sudamericano nunca se resuelve con incrementos salariales, porque ningún aumento se equipara con la inflación.
Cualquier aumento que se haga será insuficiente. Lejos de bajar la inflación, la hará subir, resaltaron los expertos en la materia, mientras Duno auguró que al cierre del año la caída del poder adquisitivo del venezolano estará entre 20 y 25 por ciento.
Para resolver la crisis económica, Safar indicó que es necesario emprender acciones para controlar la inflación, y que el gobierno no aplica debido al costo político que implica, ya que incluye eliminar subsidios, liberar la economía y descartar los controles.
Duno dijo que además de un plan para controlar la inflación, solucionar la crisis económica requiere medidas para incentivar la producción y eliminar la inamovilidad laboral (es decir, la imposibilidad por parte del patrón de despedir a algún trabajador) decretada por este gobierno.