Un estudio ha analizado la causa de los recientes sismos registrados en el área de estados como Oklahoma, Texas, Kansas, Colorado, Nuevo México y Ohio, la conclusión es que están relacionados al “fracking“.
Se trata de terremotos con magnitudes que superan los 3 grados en la escala de Richter y que han sido registrados con más frecuencia de lo habitual. El estado de Oklahoma es el primer afectado de la lista.
Según Mark Petersen, jefe del Proyecto de Modelo Nacional de Riesgos Sísimicos del USGS, “estos terremotos inducidos están ocurriendo a un ritmo mucho mayor que anteriormente y suponen un mayor riesgo para la gente que vive cerca“.
Analizando la ubicación de cada sismo, todas las áreas en donde se incrementó la actividad sísmica “están localizadas cerca de pozos de inyección profunda de fluidos u otras actividades industriales capaces de inducir terremotos“.
El estudio indica que debe tomarse en cuenta que inyectar en el subsuelo una mezcla de agua y productos químicos a altas presiones para romper las rocas que almacenan combustibles acarrea un riesgo inminente pues ya se ha comprobado que existe una relación entre los terremotos en el área y la “fracturación hidráulica“.
Esta técnica de extracción, popularmente conocida como “fracking“, ha sido bastante criticada en los últimos años; sin embargo, empresas defienden su trabajo argumentando que esta es la manera de lograr la independencia energética de EEUU.