El director de ese organismo, René Brülhart, aseguró durante un encuentro con periodistas que dicho crecimiento fue posible gracias a una notable mejora en la vigilancia de posibles irregularidades financieras.
Este día fue presentado aquí el segundo reporte anual de la AIF, un organismo creado en 2011 por el papa Benedicto XVI para combatir el reciclaje de capitales y el financiamiento al terrorismo en las estructuras administrativas de la Santa Sede.
Según el informe, los Avisos de transacciones sospechosas pasaron de apenas seis en 2012 a 202 en 2013. Se trata de operaciones extrañas que no necesariamente corresponden a delitos y las cuales han sido investigadas.
De ese total, la Autoridad envió unos cinco casos a la justicia vaticana para su posterior análisis. Esas investigaciones judiciales se mantienen en curso.
La AIF, en su calidad de órgano revisor, colabora además con otros entes similares de diversas partes del mundo. Según el informe, el año pasado aumentaron las solicitudes recíprocas de intercambio de información también sobre operaciones sospechosas.
El número de solicitudes de datos presentadas por la AIF a autoridades extranjeras competentes pasó de una en 2012 a 28 un año después, mientras que el número de solicitudes recibidas subió de tres en 2012 a 53 en 2013.
Por otra parte las declaraciones de transporte transfronterizo de dinero en efectivo o de valores al portador por encima de 10 mil euros se redujo en 2013, registrándose un total de mil 557 en salida del Estado Vaticano, en comparación con las mil 782 de 2012.
Asimismo, pasaron de 598 en 2012 a 550 en 2013 las declaraciones de ingreso de recursos al territorio de la Santa Sede.
Esto se debe al aumento del control por las autoridades competentes y a la introducción de procedimientos más estrictos en las entidades sujetas a supervisión, indicó Brullhart.
Además se informó que en el primer trimestre de este año tuvo lugar la primera inspección ordinaria realizada sobre el Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido coloquialmente como banco del Vaticano.
La revisión pretendió verificar cómo se aplican en esa institución las medidas para prevenir e impedir el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo.
Como resultado de esa auditoría, la AIF formuló un plan de acción para que los procedimientos internos del IOR respondan plenamente a los requisitos exigidos por la lucha contra el lavado de dinero, además de implementarse mejoras organizativas y de procedimientos.
En 2013 hemos dado pasos decisivos en la mejora de los instrumentos jurídicos y en su eficacia operativo y nuestras estadísticas nos permiten decir que ahora tenemos en función un sistema correcto y equivalente para prevenir y combatir la delincuencia financiera. Un sistema que está bien alineado con los estándares internacionales, agregó el director.