Desconocidos a bordo de una motocicleta lanzaron una granada de mano contra la escuela coránica ubicada en el distrito de Orangi, en Karachi, la capital de la provincia meridional de Sindh, matando a tres niños de entre siete y 12 años de edad, según la policía.
Indicó que entre los 11 heridos, varios de ellos menores, cuatro se encuentran en estado grave en diferentes hospitales de Karachi, una ciudad afectada durante años por la violencia sectaria, étnica y política.
A causa de la explosión, los edificios colindantes están parcialmente daños, por lo que la policía mantiene acordonada la zona y ha abierto una investigación sobre el hecho.
Hasta ahora nadie ha reivindicado el ataque, pero Karachi, una ciudad con cerca de 20 millones de habitantes, es escenario de continuos ataques sectarios entre grupos religiosos, enfrentamientos entre bandas mafiosas y acciones armadas de la insurgencia.
Los ataques en Karachi, la más poblada de Pakistán, se han intensificado desde que los talibanes pusieron a mediados de este mes fin al alto al fuego, pero sin abandonar el diálogo de paz con el gobierno de Islamabad.
Los rebeldes del Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), coalición de grupos islamistas armados, habían anunciado el pasado 1 de marzo un cese a fuego para impulsar el proceso de paz y poner término a los bombardeos de la aviación paquistaní en su bastión del norte del país.