Existen diferentes explicaciones acerca de esta celebración. No obstante, la idea de que las bromas que acompañan esta fecha comenzaron durante el reinado de Carlos XI de Francia parece ser la más convincente.
A mediados del siglo XVI, en toda Francia las celebraciones de Año Nuevo comenzaban el 25 de marzo y terminaban una semana después, el 1 de abril. En 1564, por medio del decreto de Roussillon, el rey decretó que el Año Nuevo se trasladaba al 1 de enero.
La leyenda sugiere que muchos franceses y las colonias protestales estadounidenses tardaron en adoptar el calendario del papa Gregorio XII conocido como Calendario Gregoriano, y siguieron celebrando el año nuevo desde el 25 de marzo hasta el 1 de abril.
Por esto, los estadounidenses eran considerados tontos, por esta consideración son conocidos como los tontos de abril. En la actualidad, para no quedar con el apelativo de tontos, los ciudadanos y bromistas decidieron ridiculizarlos entregando regalos absurdos y convidando a fiestas inexistentes, y así nació la tradición de hacer bromas el primer día de abril.