DOSQUEBRADAS, Colombia (AP) Cada día, al caer el sol, un batallón de heroinómanos con pocos dientes y las venas inflamadas camina hasta una furgoneta blanca que distribuye jeringas, gomas y una cucharita. Los paquetes los proporciona la organización CAMBIE que sale cada noche en busca de adictos quienes a cambio de entregar sus jeringuillas usadas reciben otra nueva para impedir que estas queden tiradas en el suelo, que las pise algún escolar o que pase hasta diez veces de un brazo a otro aumentando el riesgo de transmisión de VIH o hepatitis.
Hugo Castro, coordinador del proyecto, ni hace reproches ni da consejos a Wilson Pineda, de 39 años de edad, pero le enseña cómo hacerse correctamente un torniquete en el brazo para encontrar la vena en lugar de pincharse el destrozado músculo. El paquete entregado incluye agua destilada para que los drogadictos no se limpien las heridas con aguas de los charcos.
“A veces vengo todos los días. Otras veces me duermo después de tanta dosis”, dice Pineda, quien dijo que ha estado inyectándose durante tres años.
El programa, que funciona desde hace 18 meses con el apoyo de Open Society Foundations del filántropo George Soros, ha llamado la atención en un país marcado por varias décadas de guerra contra las drogas. Tradicionalmente los programas destinados a la prevención y atención de drogadictos han recibido escaso apoyo en comparación con los miles de millones de dólares gastados persiguiendo poderosos carteles de la droga.
Ante el éxito del programa y el aumento en el consumo de drogas, el Ministerio de Salud de Colombia espera extender el programa de intercambio de agujas a otras ciudades como Bogotá y Medellín.
Actualmente más de 900 adictos de Dosquebradas y la vecina ciudad de Pereira reciben la ayuda de Cambie. La organización, compuesta mayoritariamente por ex adictos, también incluye un programa para analizar la pureza de la droga que están consumiendo los jóvenes durante fiestas y festivales. Colombia es uno de los dos únicos productores de heroína en el Hemisferio Occidental y el mayor proveedor de cocaína a Estados Unidos. En el país la cifra de consumidores están creciendo rápido. Un 12,2 por ciento de los adultos reconocen haber tomado drogas, según la encuesta nacional de drogas de 2013, en contraste con el 8,8 por ciento de 2008.