La negociación para fijar los nuevos salarios de los docentes es de suma importancia pues es la primera del año y funciona como piso para las negociaciones con los sindicatos de otras actividades de la economía.
La Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina y otros sindicatos no están dispuestos a ceder fácilmente en sus reclamos luego de que a fines de enero el peso argentino se devaluara un 17%, la mayor depreciación diaria de la moneda en la última década, y una inflación del 3,7 por ciento en el primer mes del año. El gobierno, por su parte, quiere fijar un techo para evitar se dispare la expectativa inflacionaria.
Los maestros reclaman un aumento del 35% de aplicación inmediata y la opción de reabrir la discusión salarial en seis meses si se dispara la inflación. El gobierno, por su parte, ofreció una mejora del 31% pero dividido en cuotas hasta junio de 2015. Esa suma incluye un pago extra de 1.000 pesos (125 dólares) por asistencia perfecta.
“Esta propuesta es absolutamente insuficiente para las necesidades de nuestras compañeros y compañeros de nuestro país que han visto afectado su poder adquisitivo por la devaluación de enero y la inflación”, explicó el martes la secretaria general de la Confederación Stella Maldonado. La negociación entre el gremio y el gobierno fija un piso salarial para todo el país. Después cada provincia puede disponer un aumento mayor.
El ministro de Educación Alberto Sileoni apuntó que “si mañana (por miércoles) no empiezan las clases en dos tercios del país es porque en la mayoría de las jurisdicciones en que hubo acuerdo salarial (16 de 24) anunciaron que se plegarán solidariamente a una medida de fuerza nacional”.
El gobierno anunció que el ministerio de Trabajo dictará en las próximas horas la conciliación obligatoria para habilitar el inicio de clases en la mayoría de los distritos y continuar con las negociaciones. La Confederación adelantó que si así sucediera, la conciliación no será acatada por considerarla “improcedente”.