Caracas, 27 Sep (Notimex).- Una de las enfermedades que nunca había figurado en el anuario de mortalidad como causa de muerte entre los venezolanos es el Alzheimer, pero ahora ocupa el puesto número 25, afirmó el médico psiquiatra Enrique Fuenmayor.
“Ello se explica por la alta inversión en medicinas que implica su tratamiento, a lo que se suma la crisis económica que vive el país”, precisó el exdirectivo de la Federación Médica Venezolana (FMV), en diálogo que sostuvo con Notimex.
El Alzheimer es el tipo de demencia más común, afecta la memoria y la capacidad de razonamiento y presenta mayor incidencia entre los ancianos. En Venezuela unas 150 mil personas mayores de 65 años de edad padecen de este mal, según las autoridades sanitarias.
Fuenmayor destacó que en Venezuela se cuenta con medicamentos muy efectivos, pero que su costo es coyuntural. La población de escasos recursos, con la actual crisis económica, no tiene acceso a esos medicamentos, ya que son demasiado caros”, lamentó.
Explicó que por ejemplo, los parches trasdérmicos de rivastigmina, uno de los insumos más usados, tienen un valor de 2.700 bolívares (unos 425 dólares) en su presentación de 30 unidades, cuando el salario mínimo es de apenas 7.300 bolívares (1.150 dólares).
“Los enfermos deben desembolsar más de cinco mil bolívares mensuales en la compra de medicinas y otra cantidad igual en alimentos bajos en grasa y ricos en ácidos grasos con omega 3 como el pescado; es decir los recomendados por el médico tratante”, precisó.
El especialista refirió que en Venezuela hay muy pocos organismos públicos que dan rehabilitación clínica a los pacientes con este tipo de demencia. “Solo se ofrece tratamiento de ese tipo en el Hospital Universitario de Caracas (HUC)”, dijo.
“Aun cuando en el país existen asociaciones de apoyo a las personas con la enfermedad, hacen falta más centros públicos que ayuden a las familias de los afectados, ya que el 65 por ciento de los cuidadores se enferma con depresión y ansiedad”, advirtió.
Finalmente dijo que esta enfermedad requiere del acompañamiento familiar hacia el paciente, que pierde progresivamente las facultades para relacionarse con su entorno. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 35 millones de personas sufren del trastorno.