Un análisis realizado por las universidades de Washington en Seattle, Wisconsin y Iowa en Estados Unidos, revela que no existen modelos científicos que aseguren que los impuestos a refrescos y bebidas azucaradas, sobre todo si estos son elevados, realmente intervengan en un proceso de reversión en la prevalencia de sobrepeso y obesidad.
Al enfrentarse a este fenómeno fiscal, la población simplemente se desplaza a otras opciones dulces más baratas, pero de calidad cuestionable, pero al final siguen consumiendo dulce, según la investigación Los efectos no lineales de los impuestos a los refrescos en relación con el consumo y peso, realizado por investigadores de Health Services.
De hecho, abunda el reporte, un aumento de los impuestos sobre las bebidas azucaradas generó que los adultos consumieran 27.7 calorías de más en su ingesta diaria.
“Demuestra que al aplicar grandes impuestos a los refrescos es poco probable que se reduzca la ingesta total de calorías, señala el informe.
La investigación está basada en examinar el cálculo de impacto de los impuestos a los refrescos y su relación directa con la obesidad en Estados Unidos y en dos estados en los que se han aprobados estos impuestos: Ohio y Arkansas.
Apunta que si los actuales y pequeños impuestos a refrescos (muchas veces aprobados y aplicados de forma oculta) no tienen efectos detectables en el peso de la población, se sabe mucho menos acerca de los posibles efectos de los grandes impuestos a refrescos y bebidas azucaradas.
Y es que varios estados y ciudades de Estados Unidos consideran aplicar y aumentar impuestos a refrescos y bebidas azucaradas aproximadamente de un centavo por onza, lo que significaría el mayor incremento en la historia de la Unión Americana.