Hasta ahora no ha sido un problema.
Con una altitud de 2.250 metros (casi 7.400 pies) sobre el nivel del mar, el circuito de los Hermanos Rodríguez es el que presenta menor densidad de aire en toda la Fórmula Uno, y había dudas sobre los efectos que la falta de oxígeno podría provocar en los pilotos y motores.
“La única vez que la sentí fue el jueves cuando estaba caminando por la pista y sentí como se aceleró mi corazón, pero después de eso todo ha estado bien”, dijo el piloto alemán de Mercedes, Nico Rosberg, tras apoderarse de la posición de privilegio en la parrilla de salida para la prueba del domingo.
La altitud de la capital mexicana es uno de los retos a vencer para cualquier atleta que viene de visita para una competencia. Los equipos de fútbol en torneos internacionales usualmente tratan de llegar con varios días de antelación para minimizar los efectos de una menor oxigenación de la sangre.
Jugadores de la NBA que han visitado el país en los últimos años han manifestado algunos malestares como cansancio o dolor de cabeza por el poco tiempo para acostumbrarse.
“La altitud no afecta hasta ahora, será cosa de ver lo que pasa mañana en la carrera”, afirmó el británico Lewis Hamilton, quien la semana pasada ganó en el Gran Premio de Estados Unidos para conseguir el campeonato de la temporada. “Lo que sí pasa es que estoy disfrutando mucho la experiencia de venir a México. Ayer probé los mejores tacos de mi vida y los volveré a probar esta noche y seguramente mañana”.
Algunos pilotos, como el español Fernando Alonso (McLaren) creen que es muy pronto para saber si la altitud es un factor porque las sesiones de práctica no tienen la misma demanda física que una carrera.
“No podremos decir nada con certeza sobre ese tema hasta que no termine la carrera el domingo. Entonces, al menos yo, podré decirles qué tanto fue un factor”, dijo Alonso.
El Gran Premio de México se corre el domingo al mediodía en el Autódromo Hermanos Rodríguez de la capital mexicana.