Alí Jamenei, quien es el líder supremo de Irán ha mostrado poca preocupación por los atentados desarrollados el pasado miércoles en Teherán. En su primer discurso tras el ataque terrorista, ha tratado de quitarle importancia al mismo mencionando que este fue como “un juego de petardos”, centrándose en criticar la política cultural del actual Gobierno.
También ha empezado a preocupar a ciudadanos iraníes al mencionar que sus seguidores deben dar rienda suelta a dar un alto a las medidas que les parezcan contrarias a los principios islámicos revolucionarios.
“Ustedes son los oficiales de la guerra blanda; si sientes que el cuartel general (al referirse al Gobierno), tiene problemas o no puede gestionarlos bien, disparen a discreción”, fue lo declarado por Jamenei.
Algunos analistas y personas especializadas en el tema han tratado de minimizar este mensaje, sin embargo, piensas que el líder está dando suelta a que hagan las acciones que crean necesarias ante las oposiciones que tengan en contra del gobierno que se encuentra al mando en estos momentos de Irán.
Estos voluntarios islámicos han sido los que atacaron la embajada saudí en Teherán en enero del 2016, aunque a pesar de la insistencia por parte del presidente para procesar a los autores del acto, el tribunal no ha dictado sentencia.
Uno de los principales conflictos que sostienen en la actualidad el Gobierno de Irán y el máximo representante religioso del país, es el documento de Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Unesco, que es conocido en Irán como el documento 2030. Este documento tiene como objetivo el afianzar para esta fecha diversos valores como la inclusión, la lucha contra la discriminación, igualdad entre sexos y rendición de cuentas.
Jamenei ha mencionado que este tipo de cuestiones no deben llegar desde fuera, mientras que Rohaní ha mencionado en diferentes ocasiones que esta pauta no se contrapone a los principio islámicos, y que en caso de haber contradicción, no se llevarían a cabo.