México, 31 Oct (Notimex).- Académicos del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM aislaron de las plantas magnolia y cuachalalate un grupo de bacterias con capacidades antibióticas, antitumorales y parasiticidas.
En sus investigaciones para descubrir sustancias con propiedades farmacológicas que permitan atacar enfermedades infecciosas, también descubrieron que algunos microorganismos de esos vegetales, usados por la medicina tradicional, producen no sólo un principio activo, sino diez compuestos que pueden no haber sido descritos por la ciencia.
Los científicos encabezados por Sergio Sánchez Esquivel se han dedicado a estudiar las bacterias asociadas a la magnolia, un árbol ornamental en peligro de extinción debido a la pérdida de su hábitat.
Los trabajos de los universitarios se enfocan hacia el combate de males infecciosos, sobre todo aquellos surgidos de manera reciente y para las cuales aún no hay tratamientos apropiados.
El propósito de analizar esos organismos es obtener recursos útiles para el tratamiento de las enfermedades mencionadas. Los principales sistemas biológicos utilizados para producir antibióticos, antitumorales, antivirales y parasiticidas son los microbios, que generalmente se aíslan de la tierra. Ahora decidimos buscarlos en las plantas medicinales, explicó Sánchez Esquivel.
Detalló que el paso inicial consistió en localizar y caracterizar unos microorganismos llamados endófitos, porque viven dentro de las plantas. Posteriormente se lograron aislar varias bacterias del árbol de la magnolia y del cuachalalate.
Del primero se consiguieron bacterias con capacidad para producir compuestos bioactivos que han resultado efectivos contra el parásito Trypanosoma cruzi, causante de la enfermedad de Chagas, común en el sureste del país, especialmente en Chiapas.
Por lo que se refiere al segundo los académicos llevaron a cabo el mismo procedimiento, sólo que en ese caso aislaron cuatro actinobacterias, grupo que incluye a los principales productores de compuestos farmacéuticos con actividad antibiótica, antitumoral, parasiticida y herbicida.
Éstas (también conocidas como actinomicetos) poseen una actividad antitumoral eficiente y probada contra líneas celulares de cáncer de mama y cervicouterino, en colaboración con el grupo de Leticia Rocha Zavaleta, del mismo instituto y quien estudia diferentes tipos de neoplasias.
Sánchez Esquivel y sus colaboradores fueron invitados a ingresar al programa de indagación multidisciplinaria de la UNAM Nuevas Alternativas de Tratamiento para las Enfermedades Infecciosas (NUATEI), relacionado con la búsqueda de compuestos bioactivos para el tratamiento de amibiasis y tuberculosis, lo que prueba los alcances del trabajo que se desarrolla en su laboratorio.
Otra línea de investigación de los científicos de la máxima casa de estudios consiste en precisar el compuesto activo de cuatro actinobacterias obtenidas del cuachalalate.
Sabemos que una posee capacidades antibióticas o antitumorales; sin embargo, esto abre dos avenidas de estudio.
Una está encaminada a obtener sus extractos, fraccionarlos y separar cada uno de los compuestos. Posteriormente, se probará su actividad en ambos rubros. Pudiera ser que el mismo compuesto sea responsable de las dos actividades, o que sean compuestos distintos, abundó el investigador en un comunicado de la UNAM.