CHICAGO (AP) Hace más de una década, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos ayudó a desarrollar una tecnología que fue la que al final permitió detectar el elaborado sistema de Volkswagen que burló las pruebas de emisiones de sus vehículos. Sin embargo, la agencia (EPA, por sus siglas en inglés) utilizó esa tecnología principalmente en las pruebas para camiones y no en autos de pasajeros, porque los equipos más pesados eran mucho más contaminantes.
Esa decisión significó que el órgano regulador estadounidense perdiera hace años su mejor oportunidad de frustrar el engaño de la constructora alemana desde el inicio.
Los sistemas portátiles de medición de emisiones de los que la EPA fue pionera pudieron someter a los carros diésel en pruebas de carretera y descubrir que arrojaban hasta 40 veces más los niveles permitidos de óxido de nitrógeno bajo condiciones normales de manejo.
Sin esas pruebas, Volkswagen quedó virtualmente libre para evadir las detecciones durante siete años.
“Si la EPA hubiera usado esa tecnología desde entonces (en los autos diésel), los hubiéramos atrapado”, declaró Margo Oge, quien fue directora de la oficina de Transporte y Calidad del Aire de la EPA en ese tiempo y lideró dicho departamento durante 18 años, hasta 2012.
Sin embargo, ella no se arrepiente de la decisión de la EPA de enfocar esa tecnología en los constructores de camiones y equipo pesado, los cuales tienen un historial de truquear los sistemas de emisiones y son responsables de la mayor parte de la contaminación en Estados Unidos, incluso más que el naciente negocio de los autos diésel.
Entrevistas con antiguos y actuales oficiales de la EPA y con otros expertos en automóviles y medio ambiente indican que a pesar de que Estados Unidos tiene los estándares más duros para emisiones de autos, los reguladores estatales y federales no tienen los recursos para realizar el tipo de pruebas exhaustivas que podrían haber delatado a VW, y que ellos confían en los reportes de las pruebas que los fabricantes realizan a sí mismos, en una especie de sistema de honor.
“Ellos creen que las compañías de autos les dicen la verdad absoluta. Y las compañías han probado una y otra vez a lo largo del tiempo que no dicen la verdad”, declaró Dan Becker, director de la campaña Safe Climate (“Clima Seguro”) y un veterano de la lucha por un sistema regulatorio de emisiones más estricto.
El paso determinante en el sistema de pruebas de emisiones en Estados Unidos es la “certificación” de cada modelo nuevo o familia de modeles, para permitirles ser vendidos en Estados Unidos. Para tener el sello de aprobación de la EPA, los fabricantes de autos hacen sus propias pruebas y presentan a veces miles de datos a la EPA.
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El periodista de The Associated Press Justin Pritchard en Orange County, California, contribuyó a este despacho.