Sin embargo, los enfrentamientos continuaban entre las fuerzas del gobierno y el Talibán en los suburbios, dijo Khosh Mohamad, un miembro del concejo provincial de Kunduz.
Mientras tanto, la organización Médicos sin Fronteras seguía presionando a las autoridades estadounidenses y afganas para que efectúen una investigación independiente del ataque el sábado a su hospital en Kunduz, en el que murieron por lo menos 22 personas.
Los militares norteamericanos dijeron que las fuerzas especiales que asesoran a los comandos afganos en las cercanías del hospital solicitaron apoyo aéreo cuando fueron atacadas en Kunduz. Agregaron que un avión AC-130 respondió al pedido y atacó el área.
Christopher Stokes, director general de MSF, se manifestó el lunes “disgustado por las declaraciones recientes de algunas autoridades del gobierno afgano que justifican el ataque”. Agregó que “esas declaraciones sugieren que las fuerzas afganas y estadounidenses conjuntamente decidieron destruir un hospital en pleno funcionamiento”.
Los gobiernos de Afganistán y Estados Unidos prometieron una investigación exhaustiva, que podría demorar algunos días. El presidente estadounidense Barack Obama dijo que espera un informe completo sobre las circunstancias del ataque antes de formular un juicio.
El exgobernador de la provincia de Kunduz Mohamad Omer Safi, que fue despedido después que la ciudad cayó mientras estaba de vacaciones en el exterior, dijo que había advertido al gobierno que la ciudad era vulnerable a los ataques del Talibán.
Agregó que los talibanes habían llegado a controlar el 60% de la provincia durante por lo menos tres meses y que estaban apenas a tres kilómetros (1,2 millas) de distancia de la ciudad.
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Los periodistas de The Associated Press Humayoon Babur y Rahm Faiez en Kabul, Afganistán, contribuyeron a este despacho.