Mantener el valor del combustible a tan bajo precio, le cuesta al Estado venezolano 12 mil 500 millones de dólares anuales en subsidios, precisó a Notimex el catedrático de la pública Universidad Central de Venezuela (UCV).
Olivares destacó que el Estado no puede seguir cargando con el costo de un oneroso subsidio, aparte de que este no beneficia a los más pobres sino a la clase media alta, cuyos miembros poseen vehículos costosos que utilizan gasolina de alto octanaje.
Mantener congelado el precio del litro de la gasolina por 15 años a menos de 1.5 centavos de dólar fue la peor distorsión económica deliberada del régimen para ganar apoyo popular, dijo el profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA).
Advirtió que el gobierno no puede seguir corriendo la arruga pues requiere más recursos para tapar el enorme hueco fiscal, y por eso ha anunciado que echará mano a una serie de medidas económicas entre estas el aumento del precio del combustible.
Organizaciones internacionales han advertido sobre la crítica situación financiera, la baja recaudación de impuestos no vinculados a la actividad petrolera y las pérdidas que afronta el país por el bajo precio de la gasolina, resaltó Oliveros.
Precisó que en 2005 se produjo un punto de inflexión debido a que los costos de producir gasolina en el país comenzaron a ser superiores al precio interno. Es decir, a partir de ese año el precio interno no alcanzó a cubrir los costos de producción.
Esto dio origen a un subsidio por el lado de los costos, que afectó el financiamiento de la empresa estatal Petróleos de Venezuela, según reveló un informe de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (Cepal), destacó Oliveros.
Este organismo internacional indica que el gobierno lo que ha hecho es postergar al máximo la introducción de reformas necesarias, puesto que siempre se requiere enfrentar los costos políticos que se derivan de un aumento correctivo del precio interno de los combustibles. Venezuela aparece como el país con mayor déficit fiscal en la región. En cambio, Nicaragua y Bolivia figuran como ejemplo de cuentas públicas superavitarias, resaltó finalmente Oliveros.