David Moreyra murió el martes pasado a causa de los traumatismos severos que le provocaron los golpes y las patadas propinadas por un grupo de vecinos que lo atraparon tras arrebatarle la cartera a una mujer en un barrio humilde de Rosario, a 300 kilómetros al norte de Buenos Aires.
A partir de ese hecho se registraron al menos media docena de intentos de linchamiento de delincuentes en Buenos Aires y otras provincias del país, aunque sin el mismo final trágico. Hasta el momento no hay detenidos por estos ataques.
“Estamos en niveles de violencia que yo al menos no tenía conocimiento, de este tipo de violencia ciudadana, de ciudadanos uno contra el otro, es realmente preocupante”, advirtió el lunes Ricardo Sáenz, fiscal general ante la Cámara Nacional de Apelaciones en los criminal y correccional de la ciudad de Buenos Aires.
El fiscal consideró la nueva forma de violencia “un síntoma de la ausencia del Estado. La gente víctima de la inseguridad tiene tanta impotencia ante el hecho que esa impotencia genera mucha bronca”, agregó en diálogo con radio La Red.
Argentina no cuenta con estadísticas oficiales sobre delitos desde 2009, pero los medios de comunicación difunden casi a diario casos de asaltos con final trágico para las víctimas y la inseguridad figura entre una de las principales preocupaciones de los argentinos.
Rosario, una de las ciudades con mayor tasa de homicidios del país 22 asesinatos cada 100.000 habitantes, el triple que Buenos Aires fue epicentro de otros dos casos de golpizas contra ladrones en los últimos días.
En una localidad de la provincia de Río Negro, 1.200 kilómetros al sur de Buenos Aires, vecinos atraparon el domingo a un joven cuando intentaba ingresar a una vivienda particular con fines de robo y le propinaron una fuerte paliza.
Otro caso resonante sucedió el sábado en un coqueto barrio de clase media de la capital a plena luz del día.
Dos hombres a bordo de una moto le arrebataron una cartera a una mujer que estaba sentada en un bar. Personas que estaban allí persiguieron a los asaltantes y atraparon a uno de ellos. El delincuente quedó rodeado por unas 30 personas que le dieron una feroz golpiza hasta que llegó la policía.