El anuncio por parte de la PGR contrasta la versión de los militares de que los sospechosos murieron como resultado de una confrontación.
Dichos tres soldados “realizaron una secuencia nueva de disparos que no tiene justificación alguna” dijo el martes el procurador general, Jesús Murillo Karam.
Sin embargo, el Ejército había reportado que los 22 presuntos delincuentes habían muerto y que un soldado resultó herido en un enfrentamiento que se desató cuando los militares respondieron a una agresión del grupo que estaba en una bodega.
Murillo Karam también dijo que ocho militares inicialmente se enfrentaron al grupo criminal durante ocho a 10 minutos y que luego los tres soldados entraron al lugar y dispararon sin razón alguna.
La versión de Murillo Karam dejó muchas preguntas sin contestar sobre lo que ocurrió en una bodega de Tlatlaya, una municipalidad del Estado de México el pasado 30 de junio, en una accidentada rueda de prensa que fue suspendida cuando los periodistas empezaron a preguntar.
El procurador no dijo si las personas que estaban en la bodega se habían rendido, o no, cuando se inició la segunda ronda de disparos como lo había asegurado una testigo entrevistada por The Associated Press hace unas dos semanas.
La mujer dijo que 21 personas se habían rendido después que los militares prometieran respetar su vida. Entre ellos estaba su hija de 15 años, Erika Gómez González, quien yacía herida en el suelo tras el tiroteo inicial.
Según la testigo, las 21 personas salieron con las manos en la nuca y que la primera víctima había muerto poco antes en el tiroteo inicial.
La versión de Murillo Karam también abre una serie de preguntas sobre cómo tres soldados pudieron haber dado de baja a 21 personas sin sufrir bajas o heridos y sin que alguno de los presuntos delincuentes intentara escapar.