La ofensiva forma parte de la iniciativa del gobierno por reconquistar el control en las zonas rurales de la provincia de Hama y la planicie de Sahl al-Ghab. Esta planicie vincula Hama con la provincia noroccidental de Idlib, controlada por los rebeldes y es adyacente a Latakia, bastión del presidente Bashar Assad y de la minoría religiosa a la que pertenece.
Mientras tanto, el ministerio de Defensa ruso dijo haber atacado 53 supuestos blancos del grupo extremista Estado Islámico en las últimas 24 horas y destruido centros de comando, arsenales y campos de entrenamiento. Agregó que las posiciones de los extremistas estaban localizadas en Homs, Hama, Latakia e Idlib. Estado Islámico solo tiene una presencia limitada en las afueras de Hama, lejos de donde se concentró la lucha.
Rusia insiste en que ataca principalmente a Estado Islámico y otros “terroristas”, pero la ofensiva terrestre y aérea se desarrolla en áreas controladas por rebeldes y el Frente Nusra, afiliado a al Qaeda en Siria. Una coalición de rebeldes, que incluye Nusra, controla la provincia de Idlib, de la que desalojaron a las fuerzas de Assad en septiembre, en uno de los reveses más costosos para el gobierno.
El lunes, los activistas dijeron que los ataques aéreos se concentraron en el pueblo de Kfar Nabudeh, en el oeste de Hama.
El Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, dijo que por lo menos se reportaron 30 ataques aéreos en Kfar Nabudeh, mientras fuerzas del gobierno y combatientes libaneses de Jezbolá entraban en el pueblo desde el sur. Otra plataforma noticiosa operada por activistas, la Shaam News Network, dijo que se luchaba dentro del pueblo.
Una declaración de los militares sirios dijo haber tomado control del pueblo y otros cercanos. No había manera de verificar la afirmación de manera independiente.
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El Deeb contribuyó desde Beirut. La periodista de The Associated Press Nataliya Vasilyeva en Moscú contribuyó a este despacho.