Por Carlos Meza. Enviado
París, 4 Dic (Notimex).- México es de los pocos países que realiza de forma clara acciones para reducir de forma separada las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de compuestos de vida corta, afirmó hoy aquí el Premio Nobel de Química 1995, el mexicano Mario Molina.
En entrevista con Notimex con motivo de su participación en la 21 Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP21), que del 30 de noviembre al 11 de diciembre se celebra en París, destacó que las emisiones de unos y otros deben reducirse de forma equilibrada.
Tras hablar en el panel sobre Contaminantes de vida corta en el marco de esta conferencia, el también académico y divulgador científico explicó que esos componentes de vida corta afectan tanto el campo como la calidad del aire en las ciudades y complementan el efecto negativo del CO2 en la atmósfera.
Consideró que en el proceso de acción contra el cambio climático, los países no pueden utilizar objetivos de reducción de emisiones de componentes de vida corta para no bajar el CO2 que emiten, o al revés.
Conviene bajar los dos para tener una mejor calidad de vida de la gente y en lo económico, en la inversión en la salud y en los impactos del cambio climático que cada vez son más caros. Los beneficios en todo eso son evidentes, aseveró.
Aseguró que México hace las dos reducciones de emisiones y ha puesto la idea en la mesa con claridad de considerar los dos.
Los objetivos de México en la lucha contra el cambio climático pasan por la reducción de un 22 por ciento de emisiones de gases de efecto invernadero (al año 2020) y un 51 por ciento los contaminantes de vida corta.
Molina reiteró que es peligroso enfatizar uno de los dos porque si por ejemplo a un país solo le importa reducir los de vida corta y no el CO2 eso es un error, porque son una manera distinta y complementaria de contaminantes.
Por ello, sostuvo que los gobiernos al momento de anunciar sus compromisos de reducción de emisiones deben decir cuántas toneladas de CO2 y por separado las de componentes de vida corta, y que así no se mezclen.
Sobre los compuestos de vida corta, comentó que por ejemplo el metano, que es generado por varias fuentes como la ganadería, afecta directamente a la agricultura, pero en las ciudades está el carbono negro conocido como hollín que emiten los viejos motores de diésel y algunas actividades humanas.
Recalcó que estas partículas de vida corta tienen además una incidencia en la calidad del aire al afectar la capa de ozono, y concretamente el hollín daña la salud al penetrar en el sistema pulmonar y a veces el cardiovascular, entre otras enfermedades que causa.
El Nobel de Química recordó que una acción que incluya la reducción de emisiones de ambos tipos de gases acerca al mundo al objetivo de esta COP, de evitar que en las próximas décadas la temperatura aumente un máximo de más de dos grados centígrados.
Limitar el CO2 y también los componentes de vida corta nos ofrece una oportunidad estupenda para que el máximo de temperatura sea bastante inferior, por ejemplo en lugar de tres grados centígrados llegaremos a dos grados, añadió.