Este tipo de ataques, basados en uno de los tabúes más arraigados en la sociedad siria tradicional, se convirtió ya en una arma de destrucción masiva, indicó el periódico en un reportaje elaborado con el testimonio de decenas de mujeres sirias.
Señaló que estos crímenes se expandieron en los últimos meses ante el silencio de las víctimas, convencidas del riesgo que corren de sufrir el rechazo de su propia familia, de su comunidad o de ser condenadas a morir.
Pero estos crímenes están siendo denunciados por multitudes de sirias -incluyendo a sobrevivientes de estos abusos- que huyen de su país y que lo consideran como la causa principal de su salida, más allá de la violencia, aseveró.
Los investigadores de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de las organizaciones no gubernamentales defensoras de los derechos humanos están luchando por documentar estos abusos, que constituyen ya un arma secreta de guerra del régimen del presidente Bashar al-Assad.
Le Monde citó varios testimonios que dan cuenta de la crueldad de los hombres del régimen sirio, de las detenciones arbitrarias que llevan a cabo y de la retención de miles de mujeres en cárceles donde son golpeadas y víctimas de abuso sexual, diariamente.
De acuerdo con el reporte, miles de mujeres que salieron de Siria fueron capaces de denunciar los crímenes cometidos por las fuerzas del régimen, recibiendo apoyo de médicos, abogados y psicólogos.
El expresidente del Consejo Nacional Sirio, Burhan Ghalioun, miembro influyente de la oposición siria, refirió que desde la primavera de 2011, cuando comenzó el conflicto en ese país, las milicias pro Assad organizaron campañas de violación en el interior de las casas.
Los abusos contra niñas y mujeres se cometían frente a padres y esposos, que siempre gritaban que defenderían y vengarían su honor, pensé que el objetivo de estos crímenes era amedrentar para evitar una fase armada, pero me equivoqué, sostuvo Ghalioun.
El líder opositor opinó que quizá Al-Assad así lo planeó para acusar a los opositores armados y justificar sus masacres, sin embargo esa tesis es difícil de confirmar, apuntó Le Monde.
Las mujeres sirven como instrumentos para orillar a los padres, hermanos y maridos a la lucha, denunció el escritor sirio Samar Yazbek, refugiado en Francia, describiendo los cuerpos de las mujeres como campos de tortura y de batalla.
Y el silencio de la comunidad internacional en esta tragedia parece ensordecedor, fustigó Yazbek.
Varias organizaciones internacionales han denunciado las violaciones sexuales cometidas por el régimen, como Amnistía Internacional, el Comité Internacional de Rescate, la Federación Internacional de Derechos Humanos, Human Rights Watch, etcétera.
Pero es difícil en extremo obtener pruebas directas por el obstinado silencio de las víctimas, el temor a los crímenes de honor contra éstas y la ansiedad que nace de la percepción generalizada de que una mujer detenida por el régimen fue violada sin duda, lamentó el diario.