El presidente hondureño ordenó el sábado militarizar una prisión donde poco antes se originó un motín en el que murieron al menos tres pandilleros muertos y dos guardias resultaron heridos.
La orden del presidente Porfirio Lobo, transmitida en un comunicado de prensa, señaló que busca “terminar el reinado de la delincuencia en el sistema carcelario, que ha hecho mucho daño a nuestra sociedad”.
El motín y la posterior reacción de reforzar con soldados la seguridad en la prisión fue antecedida por un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, según el cual, las cárceles de Honduras están prácticamente bajo el control de los presos.
El portavoz de los bomberos, Oscar Triminio, indicó que ambulancias de esa entidad trasladaron a tres pandilleros que murieron al llegar al hospital y otros seis ingresaron con heridas leves, mientras que al menos dos guardias heridos fueron trasladados a un centro asistencial privado.
Triminio dijo que las víctimas provenían de la cárcel, dentro de la cual hubo un motín, pero ignoraba si dentro permanecían más muertos o heridos.
El vocero de la policía, comisario Miguel Martínez, indicó que pandilleros de “La 18” se enfrentaron a tiros con reos comunes, pero no dio más detalles.
El centro penal se sitúa a unos 15 kilómetros al norte de Tegucigalpa, la capital hondureña, y tiene una población de 3.351 reos.
El hacinamiento en las prisión hondureñas provocó que un incendio en febrero del 2012 en la cárcel de Comayagua, matara a 361 reos, en una de las más grandes tragedias carcelarias de toda Centroamérica. Entre 2006 y 2012 se registraron 756 muertes de prisioneros en Honduras, de las cuales 641 fueron violentas.
Un contingente de 70 militares y policías fueron enviados a custodiar el Hospital Escuela, donde no hay acceso a los periodistas, para evitar que los pandilleros saquen del lugar a sus compañeros para llevarlos a otro lugar, dijo el comisario Martínez.
“Hemos detectado automóviles con hombres armados que merodean el hospital y por eso hemos redoblado las medidas de seguridad a fin de evitar una tragedia”, afirmó.
Docenas de personas llegaron a las afueras del hospital en busca de información sobre parientes encarcelados.
Lobo recibió en la víspera un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que señala que las cárceles de Honduras están prácticamente bajo el control de los presos.
El estudio de la Comisión determinó que las 24 prisiones hondureñas han sido abandonadas por los gobiernos, lo que ha traído como consecuencia la delegación de facto de la administración de las cárceles en los propios privados de libertad por medio de la figura de los coordinadores, quienes sancionan a los reclusos y son elegidos cada cierto tiempo por los mismos presos.
Los establecimientos penitenciarios del país están superpoblados, lo que genera constantes reyertas, fugas, motines, incendios y otros incidentes con desenlaces trágicos.
La población penitenciaria al 2013 es de 12.263 personas, pese a que las prisiones solo tienen capacidad para 8.120 internos.